Enrique de Diego.
Me parece muy bien Santiago Abascal que defiendas el derecho a la vida, podrías haberlo hecho cuando pertenecías al PP. Me parece muy bien que propugnes eliminar las autonomías, otros lo dijimos mucho antes, mientras tú eras diputado autonómico. No es verdad, como dice Carlos Herrera, que no se pueda acabar con ellas: basta y sobra con un referéndum nacional. Me parece también muy bien que estés en contra de la inmigración ilegal, de esta invasión que pretende sustituir a la población autóctona y generar una sociedad multicultural altamente conflictiva, pero lo podías haber dicho cuando gobernaba José María Aznar y tú militabas en el PP, que es cuando se abrieron las puertas. Me parece muy bien que tú y Vox estéis contra la islamización de España, pero ahí te falta autoridad moral, porque eres uno de los que ha contribuido a desarmar a la sociedad española.
Has preparado a los tuyos para los ataques que vendrán ahora. En la medida en que Vox crece y se ha situado en el tablero veremos si tus antiguos conmilitones peperos no tienen de ti secretos inconfesables. En mi caso, nada tengo en contra de que Vox obtenga los mejores resultados posibles. Es una corriente muy fuerte en la sociedad que está cada vez más presente en toda Europa.
Pero tienes amistades peligrosas que te pasarán factura. En mi anterior carta te afee tu cercanía al mentecato descerebrado de Luis del Pino, ahora he de decir que dudo de tu capacidad intelectual y de tu salud mental, pues eres un descerebrado conspiranoico. El 11 de marzo de 2014 escribiste en tu twitter la siguiente estupidez supina: “Todavía queremos saber toda la verdad del 11 M. Todavía queremos justicia”. Tamaña idiotez conspiranoica era ya una gilipollez en el 2004, pero tú te has situado como el último conspiranoico, como el último idiota. ¿Qué verdad quieres saber, duce de gimnasio? ¡Pedir la libertad de Zougam con Luis del Pino, Losantos y Pedro J, que acaba de ser detenido por estar montando el ‘frente de cárceles’ de Daesh! Claro que en tus huestes tienes a Rafael Bardají que tiene escritos artículos a favor de Daesh por su sentido del orden.
Ese mismo año, en el programa de Luis del Pino en esa radio especializada en hacer tejemanejes contables, mostraste lo que diferencia a Vox: “somos diferentes de aquellos que no quieren saber la verdad o no les interesa la verdad sobre el mayor atentado de la historia de España”. ¡Valiente estupidez gnóstica! ¡Patraña de secta alucinada y cutre! Y pediste que “investiguen detrás de cada escombro y debajo de cada amasijo de hierros”. Pero eso es lo que se hizo gobernando aún el PP y contigo militando en ese partido. Tienes un pensamiento de escombrera y un amasijo de hierros en tu cerebro. Y añadiste: “hasta descubrir quiénes perpetraron el mayor atentado de nuestra historia”. Eres un pedazo de idiota, Abascal, que vejas a las víctimas, que mancillas la memoria de Francisco Javier Torronteras, que ensucias el heroísmo de Pedro el tedax y que te sumas a chorradas como las de Losantos: “Todo lo que nos han contado, de la mochila de Vallecas, de la Renault Kangoo, del Skoda Fabia, todo es falso y lo que estalló en los trenes es cualquier cosa menos Goma 2 ECO”. O esa garrulada inmensa, que supera todos los límites del disparate de tu amigacho Luis del Pino –el defensor del burka– de que “Leganés fue un puro teatro sangriento, pero teatro. En aquel piso no se suicidó nadie”.
Porque resulta que esa estupidez conspiranoica está en el ADN de Vox. El 5 de marzo de 2016, en la asamblea extraordinaria del Teatro La Latina, en la que además de ti, hablaron Iván Espinosa de los Monteros y Julio Ariza, un estafador que ha arruinado a cientos de familias, que ha vejado a cientos de trabajadores, que chapoteó en las cloacas del PP. Pues en ese acto dijiste, duce de gimnasio, que no te votaran los que consideraran que “no hay que cuestionar el 11 M”. ¡Serás merluzo!
Un amigo mío amable y condescendiente dice que vas con esas compañías infames para buscar apoyo mediático, para romper la conjura de silencio anterior –ahora viene la zarabanda- pero eso es relativismo de la peor especie y Rocío Monasterio ha arremetido en Vista Alegre contra la tendencia relativista que ha hundido en la corrupción moral a nuestra sociedad.
No sólo tú eres un descerebrado conspiranoico, sino todo tu partido. El 11 de marzo de 2016, una nutrida representación de Vox –Javier Ortega, Iván Espinosa de los Monteros, Mazalay Aguilar, Rocío Monasterio y Enrique Cabanas– respaldó a la AVT en su acto de memoria a las víctimas en el Bosque de los Ausentes. Aunque más bien se dedicaron a insultar y vejar a las víctimas con despreciables estupideces evacuadas por el abogado Javier Ortega, secretario general, quien dijo, según se reseña en la web de Vox, que “la Justicia debe cumplir con su obligación moral de investigar los trágicos atentados de Atocha hasta llegar a una verdad certera y no a una versión dudosa. Es necesario promover una investigación a fondo con voluntad decidida y firme para conocer la verdad última de los atentados del 11 M”. ¿Qué verdad última, botarate?
Hay que entender que de llegar Vox al poder reabriría el caso del 11 M para buscar eso de la “verdad última” y saber “toda la verdad”, que dices tú pedazo de mentecato, Santiago Abascal. Es fundamental que se aclare esta estupidez corrosiva respecto a Vox, porque se ha retrasado una década generar antídotos contra el islamismo por el camuflaje de los manipuladores conspiranoicos, y ya está bien de bromas macabras y de insultar, canallas, a las víctimas y a la inteligencia.
Porque después de soltar esa sarta de chorradas, el soplagaitas de Javier Ortega concluyó en el mismo acto y en la misma declaración afirmando: “En Vox somos conscientes de que España es objetivo prioritario de los islamistas”. ¿En qué quedamos? El peligro islamista es mil veces superior al etarra. ¿Pide Vox, en coherencia con su estupidez, la liberación de Jamal Zougam?
Santiago Abascal, duce de gimnasio, eres un descerebrado conspiranoico que tienes que empezar a pedir perdón a las familias de las víctimas y a todos y cada uno de los españoles por esta canallada propia de un indigente mental.