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Pablo Casado: Es hora de dimitir

Redacción




Editorial.

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado adoptó una posición condescendiente y acomodaticia cuando estalló el escándalo del máster de la exministra Carmen Montón. Es ello una muestra de la oposición débil a la que está condenado por su propio escándalo, que ha de dirimirse judicialmente en el Tribunal Supremo en unas pocas semanas. La dimisión de Carmen Montón tiene un manifiesto efecto colateral respecto a Pablo Casado, pues la exministra ha dimitido sin necesidad de ser imputado y con muchas cuestiones en común con el escándalo del presidente del PP, por mucho que éste, interesadamente, no vea relación. Se trataba de un curso presencial al que Pablo Casado no asistió. También ha sido incapaz de mostrar su trabajo de fin de curso.

Pablo Casado no está, por ejemplo, en condiciones de indagar sobre la tesis electoral de Pedro Sánchez, porque no le interesa y carece de autoridad moral. No tiene margen para hacer una oposición clara y dura, como las circunstancias exigen, sino que sólo deambula de manera meliflua y circunstancial sin entrar en el fondo de las cuestiones. Podría perfectamente condicionar toda la labor del Gobierno tomando la iniciativa desde el Senado, pero el político profesional que es Pablo Casado parece estar más preocupado porque le perdonen la vida y se está situando como la quintaesencia del sistema, con mensajes abyectos hacia Zarzuela.

Es la hora de que Casado dimita y el PP pueda reorganizarse con persona que sin trastienda pueda plantar cara a un Gobierno al que es preciso desalojar cuanto antes, evitando el destrozo de la sociedad que sus planes plantea.

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El PP no puede, por ejemplo, abstenerse ante la profanación de la tumba de Francisco Franco en el Valle de los Caídos, ni, por supuesto, ante los nuevos planes de la ideología de género que sitúan a los nefandos servicios sociales como un ámbito parajudicial con capacidad de decisión sobre la patria potestad y la custodia de los hijos.

Con Pablo Casado, atado a su máster, el PP está llamado a ir a la deriva buscando una calma chicha que la sociedad española no puede permitirse.