Redacción.
El digital Público, propiedad de Jaume Roures, excolaborador de ETA, presunto golpista y socio en Mediaset de George Soros, ha elaborado un interesante análisis en el que detecta un auge generalizado de lo que denomina ‘extremaderecha’ en toda Europa.
El análisis, firmado por Alejandro Tena, afirma que este auge no es un fenómeno tan actual pues se retrotrae a Nicolás Sarkozy. Destaca como los dos arietes al Frente Nacional francés, que consiguió el 21% de los votos en las presidenciales de 2.017, aunque su presencia política era fuerte desde 1997. El otro, Amanecer Dorado, un partido perseguido por órdenes de Bruselas. El auge no se debería sólo al discurso contra la inmigración, sino que se habría incrementado por la crisis y el empobrecimiento “de las clases populares”.
Los partidos conservadores europeos han ido siendo desbordados por los identitarios (Público los llama de extremaderecha), Así, el FPÖ’s de Austria, la AfD de Alemania, los Finns de Finlandia o los Sweden Democrats de Suecia, entre otros. No se trata de grupos marginales, sino de formaciones que acceden democráticamente a las instituciones, y que pasan a gobernarlas como el FPÖ de Austria, que ha identificado la crisis económica con la oleada migratoria. Es decir, han constatado que no venían a pagarnos las pensiones –como decía Público- sino a empobrecernos. En coalición con Sebastian Kurz –“una especie de Pablo Casado austriaco”, según Público- “Strache, el líder de la ultraderecha, se convirtió en el vicecanciller y ministro de Funcionarios y de Deportes y negoció que otros compañeros de partido adquirieran carteras ministeriales importantes para el control de la migración como Defensa, Exteriores e Interior”. El Gobierno austriaco ha cerrado mezquitas y ha cerrado sus fronteras, cosa que el diario del excolaborador de ETA califica de “xenófobas”. ¿Por qué?
“La sensibilidad histórica y la concienciación antifascista de un país como Alemania no pudo impedir que el partido islamófobo Alternative für Deutschland (AfD) pasease su discurso del odio por todo el país. Tanto, que en las pasadas elecciones generales se convirtió en la tercera fuerzam más votada, además de conseguir representación en dieciséis parlamentos regionales en las elecciones de 2016”.
“Sin embargo, el odio al migrante no se presenta únicamente en el partido neonazi (sin) Alternativa por Alemania. Tanto es así, que los conservadores de Angela Merkel se encuentran en la actualidad dividios por el plan de uno de sus ministros, que pretende expulsar en la frontera a los solicitantes de asilo ya registrados en otro país de la Unión Europea”.
«No aceptaremos a ningún inmigrante», anunciaban desde el Gobierno xenófobo del húngaro Viktor Orbán. El modelo política de Orbán es la referencia política de la derecha radical europea. Su trayectoria, con tres mandatos a sus espaldas, ha hecho de él un espejo donde mirarse para los Salvini, Le Penn o Strache de turno. Las características de su partido, el Fidisz, no distan mucho de las premisas abanderadas por la ultraderecha europea, sin embargo, él ha sido uno de los primeros en señalar al migrante con el dedo y reclamar barreras contra los extranjeros que piden asilo”.
“Al discurso xenófobo, Orbán añadió un nuevo factor común en las estrategias políticas de Salvini y la Liga Norte Italiana: la criminalización de la oposición a través de un discurso que roza el autoritarismo. Tanto es así que sus principales motivaciones discursivas no hacían otra cosa que vincular a los candidatos de la oposición la figura del magnate estadounidense George Soros”.
“Ese viraje autocrático de Orban comparte similitudes con las actuaciones del Gobierno polaco, dirigido en la sombra por Jarosław Kaczyński”. También han aparecido con fuerza partidos de “extremaderecha” en algunos de los estados europeos con mejores condiciones económicas como Holanda, Finlandia, Suecia o Dinamarca. En el caso de Holanda el Partij voor de Vrijheid (PVV) de Wilders, logró convertirse en la segunda fuerza parlamentaria de los Países Bajos, rozando la victoria en los comicios de 2017. Algo similar ocurrió en Dinamarca, donde el Dansk Folkeparti obtuvo el respaldo del 21% de los ciudadanos.
En el caso de finlandia, los Finns (Verdaderos Finlandeses) experimentaron un crecimiento importante después del estallido de la crisis. Tanto que, mientras en 2007 sólo tenían 5 representantes parlamentarios, en las últimas elecciones de 2015 consiguieron 38 escaños gracias al respaldo del 17,65% de los votantes. Por último el SD sueco, que se convirtió en la tercera fuerza con 49 escaños y que trata de revalidar sus datos de cara a las futuras elecciones de septiembre.
“El ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, es en la actualidad quién atrae los focos de la prensa internacional y, sobre todo, de los medios españoles. En constante enfrentamiento con las ONG’s que trabajan en el mediterráneo, el político milanés ha enarbolado el discurso supremacista y se ha presentado como el salvador de la identidad del pueblo europeo”.
La conclusión lógica de este análisis es que los partidos identitarios pueden ganar las elecciones europeas de mayo de 2.019.