AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños

Pablo Casado, un candidato nefando

Redacción




Yrene Callais.

Pablo Casado es un candidato nefando. No me cansaré de reiterarlo, y quien suscribe lo conoce muy bien. En esta huida hacia adelante, ante el entierro vikingo del Partido Popular, que se ha llevado por delante a Albert Rivera y a los de Ciudadanos, los aznaristas desclasados han vuelto la vista a un supuesto joven, estulto, vanidoso y manipulable, como es Pablo Casado, un loro de repetición, que no tiene nada de joven sino de viejo prematuro y aburrido. Es evidente que Pablo no está capacitado para llevar el timón del PP.

Pablo dura menos que un caramelo a la puerta de un colegio. No da ni para chico de los recados de Génova, que es lo que ha sido hasta ahora. Tiene una cara mona, pero la cabeza muy mal amueblada. Aparece risueño como el escolar que se ha escaqueado de su faena, con un montón de papelorios de avales. Vete tú a saber de qué oscura procedencia. Vete tú a saber si no son algún que otro fallecido ya del PP. A un monicaco acostumbrado al trampeo como él. No solo le regalaron el máster, también las carreras, porque es imposible aprobar doce asignaturas en cuatro meses, cuando él precisamente nunca se destacó como estudiante brillante.

Si me hubieran dicho que Soraya lo había hecho sería creíble, puesto que es una mujer muy inteligente. Pablo se está haciendo el harakiri, se ha lanzado al vacío, porque no tiene ni oficio ni beneficio, aunque siempre le queda la posibilidad de optar por un puesto de recepcionista en el Hotel Huerto del Cura, donde podría reunirse con Mariano Rajoy, de vuelta a Santa Pola, a comer arroces.

NO TE LO PIERDAS:   Corruptio optimi pessima

Este muchacho está acostumbrado a respirar ambientes de cambalacheo y de corruptela. A cerrar los ojos. A que le dan pan y le digan tonto. Un poco como lo ha hecho su familia política, siempre presta a la corruptela, venga de donde venga. Depredaron y hundieron la fábrica de caramelos Damel, porque no tenían ningún talento. Una suegra esperpéntica e intragable…Vamos, una familia totalmente desavenidos entre ellos y que hace años que no se dirigen la palabra. Dicha suegra y su consorte lo han presentado como un monito de feria por los alrededores de Valencia y Alicante repartiendo ya prebendas, cargos y emolumentos.

Pablo no es la renovación. Pablo es el continuismo hediondo. Representa los más bajos instintos y la indecencia de una clase política que no se la puede permitir ya un país como éste. Pablo es el fracaso del sistema llevado a sus últimas consecuencias. Lleva demasiadas mochilas en su espalda y así no se puede renovar ni innovar nada. Las mochilas de Pablo son el enloquecido Aznar, que amenaza con salir de nuevo a la palestra, y al que le debe toda su carrera política; la prepotente y estomagante Esperancita Aguirre, que salvo lucir modelitos y poco más, no sirve para nada; el zaplanismo corrupto, que fenece en la prisión de Picassent y el apoyo incondicional de dos fantasmas del periodismo que hace ya cuarto de siglo que no han escrito un buen artículo y cuyas cabezas son incapaces de emitir un análisis político coherente. En el caso de Federico Jiménez Losantos, la usurpación de ideas y el plagio, amén de los negros que tiene y todo el mundo conoce, ya convertidos en lugar común.

NO TE LO PIERDAS:   Manos Limpias, clave en el caso de los ERES

Ante este panorama tan sumamente desolador, la única esperanza de ese partido, la única persona capaz de reinventarse, la única persona verdaderamente independiente y capaz de decir no a presiones oscuras del clientelismo político periclitado es Soraya.

Soraya no es para nada el continuismo, no nos equivoquemos. No minusvaloremos lo que esta dama es capaz de hacer. Soraya es la mujer accesible y capacitada, como lo fueron en su día personajes tan influyentes cono Golda Meir, como Margaret Thatcher o incluso, en otras tendencias políticas, como Simone Weil. En Soraya hay una mente estatista y estadista, con una formación jurídica rotunda, sólida, capaz de negociar, soltando amarras o recogiendo velas. Esta pequeña gran mujer de mirada aguda y penetrante necesita poco para percatarse de todo lo que acontece a su alrededor. Poco le importa el qué dirán cuando el fin justifica los medios.