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Juana Rivas se hunde en el surrealismo

Redacción




Yolanda Cabezuelo Arenas.
La libertad de expresión tiene la curiosidad de que varía su amplitud según el alcance de lo expresado. En una cuenta particular de cualquier red social, Facebook por ejemplo, podría decir como Yolanda Cabezuelo Arenas que no puedo comprender cómo alguien puede tragarse el cuento de Juana Rivas, y no pasaría nada; mientras no diga que me parece una estafadora por lo del crowfunding, o más falsa que el alma de Judas porque de maltratada tiene lo que yo de cura -que podría considerarse insulto-, no habría nada que objetar…
Pero cuando la opinión se vierte en un medio público la cosa cambia, y hay que tirar del «presuntamente» por aquéllo de la difusión: no es lo mismo una cuenta de Facebook que Rambla Libre con casi trescientos mil usuarios únicos (y eso que en Rambla Libre si algo sobra es libertad de expresión y valor para usarla).
Para contar la nueva artimaña de Juana Rivas no hay medio como Rambla Libre para no tener que tirar del «presuntamente» a cada momento; una vez consultadas mis fuentes del partido judicial de Granada y hechas las oportunas comprobaciones, se puede afirmar que Juana Rivas continúa con el juego surrealista destinado a retrasar en lo posible la más que probable condena de cinco años que solicita para ella el Ministerio fiscal. ¿Cómo? Presentándose en el juicio sin su abogado, aduciendo una indisposición del mismo, pero con un suplente.
El sustituto en cuestión solicita la suspensión del juicio por no estar presente el titular de la representación; el juez dice que ni de coña -puestos a ser surrealistas, seámoslo también en las expresiones-, y viendo que el panorama se pone negro, Juana dice que no quiere continuar con el suplente porque sólo se fía de su abogado (a todo esto es necesario recordar que el sustituto estaba designado en las actuaciones, y autorizado por ella desde el mes de febrero).
No creo exagerado afirmar que llegado a este punto del despropósito, el juez habría visto ya -por decirlo suavemente- su paciencia llegar al límite de lo tolerable. Tres días ha dado de plazo para que Juana designe un abogado del que pueda fiarse o el anterior se cure de su indisposición. Ya sólo falta que se descuelgue con que quiere que la represente Rodríguez Menéndez.
A Enrique Zambrano, abogado de Francesco Arcuri, la artimaña le parece un fraude y así lo ha manifestado a los medios. A mí también me lo parece, y aquí volvemos a recurrir a la libertad de expresión; sin «presuntamente«, y a pelo: un fraude como la copa de un pino.
Habrá que esperar al 18 de junio -nueva fecha señalada por el juez- para que se resuelva de una vez el caso Juana Rivas. La condena es más que probable, porque por mucho que presuntamente presione la Junta, y por muchas vueltas que le den a la cabeza para idear trucos que la retrasen, la verdad no tiene más que un camino.
Mucha gente me ha preguntado por qué no me creo a Juana Rivas, y como particular respondo siempre con el mismo argumento: entre las personas que han vivido una misma situación se desarrolla una especie de sexto sentido que mueve a reconocerse entre ellas: el cocainómano sabe cuándo otro lo es; el alcohólico también; las personas maltratadas ídem de lo mismo. Como particular les digo siempre que no reconozco en Francesco Arcuri a un maltratador, ni en Juana Rivas a una víctima de nada que no sea su propio ombligo.
Como articulista ya hay que tirar de jurisprudencia para intentar que la gente entienda la
barbaridad que supone secuestrar -hay que decir presuntamente hasta que lo confirme la sentencia- a dos niños, y alejarlos de su padre, siguiendo la norma del «porque yo lo valgo».
Así que esperemos que el caso se resuelva cuanto antes, porque ya están los juzgados suficientemente saturados de estrategias y estratagemas de abogados; nos olvidemos del «presunto«; se haga por fin justicia y podamos sentar jurisprudencia ante miles de casos similares.
Más que nada porque hay otros miles de casos que sí son reales, y ven retrasadas las medidas de protección y ayuda por culpa de golpes de efecto como éste.