Miguel Sempere.
Uno de los más graves problemas de España, por no decir el más grave por sus consecuencias a corto, medio y largo plazo, es la caída de la natalidad. Sus efectos son demoledores, no sólo en lo que representa de reducción de la población autóctona, y la puesta en marcha de cuestionables políticas de sustitución y multiculturalismo, también porque, por ejemplo, hace inviable el sistema de pensiones de reparto.
Este Gobierno que se autodefine como feminista es un mal ejemplo o una buena muestra de esa crisis de natalidad que ha hecho que en los dos últimos años ha perdido población o que, en prospectiva, en cien años -un soplo en la historia humana- sólo quedarán unas pocas decenas de españoles autóctonos.
Las ministras socialistas no tienen hijos. No van a tener una especial preocupación por ese aspecto demográfico que es fundamental. Entre 11 mujeres, sólo suman 9 vástagos, una tasa de natalidad del 0,9, incluso por debajo de la media nacional, 1,3 (desde 2.015), y muy lejos de la tasa de fecundidad de recambio: 2,1.
Una demostración, por lo demás de que esa crisis de la natalidad no está directamente relacionada con imponderables económicos, pues se trata de mujeres que siempre han tenido un alto poder adquisitivo. Todas ellas pertenecen a la élite del funcionariado, así que, además, han tenido estabilidad en el empleo y una proyección al alza de sus ingresos.
Y eso que la ministra de Economía, Nadia Calviño, rompe la decadente media y ella sola aporta cuatro hijos. Un dato positivo en el sentido de que buscará dejar un horizonte despejado para ellos. La ministra de Educación, Isabel Celaa sabe de lo que habla, en propiedad, pues es madre de dos hijos. Meritxell Batet, en Administraciones Públicas, es madre de dos mellizas, con la conocida curiosidad de que el padre, José María Lasalle, es uno de los altos cargos del PP que sale del Gobierno, si bien ya estaban divorciados. Carmen Calvo tiene una hija de su matrimonio fallido. Y pare usted de contar.
Tampoco la natalidad es una tónica en los varones. Pedro Duque es el más prolífico. Casado con Consuelo Femenía Guardiola, es padre de tres hijos. Josep Borrell tiene dos hijos con su ex esposa, la francesa Carolina Mayeur; ahora Borrell es pareja de Cristina Narbona. Y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez es padre de dos niñas.
Este es un Gobierno que no cree en el futuro.