Miguel Sempere.
Los Señores de Iglesias han entrado a formar parte del discreto encanto de la burguesía. Por supuesto, en contra de lo afirmado por Monedero, los «malditos rojos» nunca han vivido debajo de un puente: el patrimonio inmobiliario de José Bono supera los 13 millones de euros e incluye una Hípica y una cuenta en Las Bahamas. Los Señores de Iglesias pasan a codearse con la jet set.
No podrán hablar de literatura con Arturo Pérez Reverte, que vivió allí pero se mudó, ni de toros con Victorino Martín, pues falleció, pero pueden hacerlo con el matador José Tomás. Otros vecinos famosos con el futbolista Munir, los actores Jorge Sanz y Fede Celada, el cantante Juan Erasmo (Mochi), la escritora Inés Plana, el expresentador de Intereconomía, José Javier Esparza o el empresario Julián Castro. Ahora le resultará incómoda la vecindad de Carolina Bescansa, quien en su día le recomendó la zona, y cuya vivienda -un piso- no puede compararse con la mansión de los Señores de Iglesias 260 metros cuadrados de planta, 2.000 de parcela, piscina, casa de invitados, invernadero.
En términos de coherencia, es equivalente a que un vegano hubiera puesto una red de carnicerías o un animalista una ganadería de toros bravos para la lidia. El ahora señor Pablo Iglesias, antes despreciaba las «aspiraciones burguesas» y proclamaba el «orgullo de barrio» y que nunca se mudaría de Vallecas. ¡Lo que hay que decir para engañar y ascender en la escala social! Cuando el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, habla de que quiere vivir en un piso de currante y considera que hay que vivir como aquellos a los que se representa, no hace otra cosa que eco a opiniones que Pablo Iglesias parecía mantener con mucha firmeza.
Irene Montero, que proviene de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, ahora tiene una de 540.000 euros a 30 años concedida por la Caja de Ingenieros. Está afectada por la hipoteca de una manera curiosa y sorprendente. La portavoza de Podemos, que parece haber tomado las riendas del «proyecto de familia«, no ha hecho bien las cuentas. No cuesta lo mismo mantener un piso de 60 metros cuadrados en Vallecas, que una finca de 2.000 metros con dos casas y piscina. Irene Montero dice que nunca dejaría la economía en manos de los «mayordomos de los poderosos«. ¿En qué estará pensando? Le traiciona el subconsciente. En la lógica de su nuevo status burgués, los Señores de Iglesias o de Montero van a necesitar servidumbre: jardinero, limpieza, cocinera y nurse, que vienen dos mellizos en camino.
Los de Podemos, como demostró Pablo Echenique, tienden a no dar de alta y no pagar la Seguridad Social, porque ellos exigen mucho a los demás pero son muy comprensivos y condescendientes consigo mismos. También precisarán productos para mantener la piscina, fitosanitarios para el jardín, artículos de limpieza para la mansión. No van a poder mantener el criterio de cobrar del sueldo público sólo el equivalente a tres salarios mínimos o Pablo Iglesias va a tener que presentar Fort Apache, Fort Sioux, Fort Pies Negros y todos los Fort. Podrían proponer en Vista Alegre III que tanto Pablo Iglesias como Irene Montero queden exceptuados de ese criterio.
Ahora el nuevo burgués se arrepentirá de lo que decía en 2.015: «este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público». A 10 minutos andando desde su mansión tiene la Estación de Cercanías, con parada directa en Atocha, casi a las puertas de su lugar de trabajo, el Congreso de los Diputados. Sus vecinos se preguntan en estos días si Pablo Iglesias e Irene Montero sabrán coger el transporte público o se dedicarán a contaminar con el coche. Alguno ha aventurado que ahora toca el Audi.