Yolanda Cabezuelo Arenas.
La Junta de Andalucía, en su Consejería de Educación y Ciencia ha editado una guía sobre educación sexual escrita por Fernando Barragán Medero Profesor Titular de Didáctica y Organización Escolar Centro Superior de Educación en la Universidad de La Laguna. La guía contempla la educación sexual como parte del currículo, incluyendo la perspectiva de género, para todos los escolares andaluces; y excepto el despropósito de considerar curricular una materia que debería ser complementaria, contiene algunos conceptos dignos de encomio; de Perogrullo, pero dignos de encomio.
De la ignorancia absoluta al conocimiento malicioso
Cualquier niño de hoy día sabe más de sexo que usted y que yo: no hay más que ver las noticias. El acceso ilimitado a Internet acerca al porno desde edades cada vez más tempranas, y el resultado es que terminen viéndose normales conductas que deberían ser rechazadas, como la violación entre niños de Jaén o el sexo en grupo de La Manada. Hemos pasado de la ignorancia absoluta al conocimiento malicioso.
Reconozcamos que la sexualidad es una fuerza poderosa, y por tanto se hace necesario educar los instintos como se educan en otras cuestiones para que los niños puedan convertirse, sobre todo, en personas cívicas; porque el civismo y la educación ya llevan consigo la correcta guía a la hora de funcionar como seres sexuados. Si nos educan en el conocimiento de la propia dignidad no serán comunes más adolescentes desmadradas en Pamplona, ni más sátiros, ni más niños agresores. La propia dignidad respeta la ajena.
La asignatura de Educación a la Ciudadanía fue en su momento objeto de duras críticas, y sin embargo era necesaria. En el caso de las relaciones homosexuales era inconcebible permitir que ninguna persona sufriera acoso, insulto o menosprecio por tener una condición sexual diferente; era necesario pues educar a los niños en la tolerancia; pero con ésto volvemos al civismo: cuando se está desasilvestrado se reduce considerablemente la posibilidad de tratar a nadie con desconsideración, y mucho menos por motivos tan absurdos.
La muerte del romanticismo
El problema de la educación sexual a nivel lectivo es que los padres no eligen las ideas que van a moldear las mentes de los niños; siendo justos hay que admitir que en muchos casos ésto supone una ventaja, pero en otros puede no serlo tanto; sobre todo cuando en la guía del señor Barragán Medero se incluyen conceptos como el siguiente: “A nivel educativo no puede presentarse el matrimonio heterosexual, el amor en la pareja, o la distribución sexista de funciones sociales, como algo inherente a la propia naturaleza humana, ni como dimensiones permanentes e inalterables de la sociedad, ya que son el resultado de ajustar la organización social a la económica.”
O sea: el amor en pareja, o el matrimonio si es heterosexual, no pueden verse como algo inherente a la naturaleza humana… Si es usted un romántico que pretenda preparar a sus hijos para que el día de mañana encuentren una persona con quien vivir un amor en pareja, tendrá que conformarse con que les enseñen a considerar el matrimonio, y hasta el amor, como el resultado de ajustar la organización social a la económica.
Todos estos conceptos, incluyendo el de género, parten del empeño de no considerar la sexualidad como lo que es: una parte del ser humano que hay que vivir y practicar con toda la naturalidad del mundo. Cuando esta naturalidad se tenga asumida, y se trabaje desde las Consejerías de Educación en restaurar en los colegios los valores que distinguen al ser humano de los animalitos, todo lo demás vendrá por añadidura.
Estos valores sí que deberían ser curriculares: la honradez, la honestidad y el pensamiento limpio. Vivir la libertad bajo una premisa importante: no causar daño a nadie. Si la perspectiva de género se mantuviera dentro de los límites, y no estuviera enfocada a desprestigiar lo tradicional y biológicamente normal, no habría motivo de alarma con respecto a la formación del pensamiento sexual en los niños; y no crean que lo digo porque sea yo homofóbica: de mis 47 años al menos llevo 30 viendo con toda naturalidad que la gente se decante por opciones diferentes; pero no creo que haya 112 géneros, ni que haya un género fluído, ni que el matrimonio entre hombre y mujer sea un ajuste entre sociedad y economía.
A los padres andaluces nos queda el consuelo de que al menos esperan hasta sexto curso para comenzar con la educación sexual en los colegios, y convendría muy mucho estar enterados del contenido para poder matizar conceptos según los valores que queramos transmitir a nuestros hijos.