
Miguel Sempere.
Como si fuera una drôle de guerre, una broma o los chistes de Miguel Gila, el gobierno sedicioso catalán, con Carles Puigdemont a la cabeza, está escenificando un exilio de pega, en el que no va a pedir asilo, por la sencilla razón de que no se lo van a dar.
Puigdemont ha ofrecido una esperpéntica rueda de prensa, explicando que se ha marchado con nocturnidad a Bruselas porque «la manera de expresarnos mejor sobre lo que pasa en Cataluña es viniendo a la capital de Europa». Ha indicado que su intención no es escapar de la Justicia y ha retado a Rajoy el 21 D: «tomamos las elecciones como reto democrático». Y si el precio es «ralentizar la construcción de la república» es «asumible».
Puigdemont ha expuesto que “si nos hubiéramos quedado” en Cataluña, y hubiéramos dado “una cierta resistencia”, habría habido “una reacción de enorme violencia por parte del Gobierno”, pero “no quiero exponer a la población de Cataluña a otra jornada de violencia” como la del día del referéndum del 1-O. Y es que ha asegurado que “nadie ha abandonado el Govern y continuaremos nuestro trabajo”, pero de momento, “una parte del Gobierno hemos venido a Bruselas para hacer evidente que hay un problema con Cataluña”, mientras que en Cataluña, “otra parte del Govern y de la candidatura de JxSI seguirán como miembros legítimos del Govern”.