
Enrique de Diego.
La respuesta de Carles Puigdemont sólo puede ser entendida como una tomadura de pelo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Tenía que dar una respuesta concreta y no lo ha hecho. Es más de lo mismo. Una especie de polémica política en la que se pretende responsabilizar al Gobierno de intransigencia y buscar el mantra del diálogo, que hace mucho tiempo de Carles Puigdemont rompió con un proyecto ilegal y totalitario, que pretende exterminar civilmente a media Cataluña, oprimida durante cuarenta años, y convertir a España en un Estado fallido.
Puigdemont ha demostrado que Cataluña le importa una higa. La está destruyendo económicamente y mantiene en su pusilanimidad la agonía. La cuestión previa es si Puigdemont ha cometido delitos y es manifiesto que los ha cometido de una gravedad extrema: sedición, rebelión…Ha puesto y está poniendo en peligro la convivencia de todos.
El presidente de la Generalitat ha perdido el control de la situación: lidera un proceso independentista suicida, prisionero de un grupo radical que ahora le exige un pleno extraordinario con una declaración inequívoca y solemne de independencia.
Es urgente e imprescindible aplicar el artículo 155 y desalojar a Carles Puigdemont de la Generalitat para que no siga haciendo daño.
Prolongar la situación hasta el jueves a las 10 h, como ha anunciado Soraya Saénz de Santamaría, es un tremendo error.