Enrique de Diego
¿A quién benefició la masacre de Atocha? Esta pregunta fundamental tiene una respuesta clara: a Luis del Pino. Esa inmensa nulidad, ese ingeniero alucinado metido a pésimo periodista, nunca hubiera conseguido notoriedad, ni tener un programa propio sin la masacre de Atocha. Según sus delirantes teorías, eso le convierte en sospechoso. Toda vez que, según él, el integrista Jamal Zougam es una hermanita de la Caridad islámica, y los auténticos autores aún no han sido juzgados, el hecho evidente del que más beneficiado por la masacre ha sido Luis del Pino debe ser seriamente sopesado.
No conozco a Luis del Pino, que curiosamente es hijo de una redactora de Abc, a la que sí traté y que es una mujer encantadora. Cuando se grababa El gato al agua en la agencia Efe, quisieron que tuviera conmigo un debate sobre el 11 M, pero salió, con el rabo entre las piernas, como alma que lleva el diablo –nunca mejor dicho, pues este patético personaje no ha hecho más que mentir- y corrió más que los italianos en Guadalajara.
Lo primero sería que aclarara dónde estuvo el 11-M para comprobar su coartada, si pertenece o ha pertenecido al CNI como colaborador desinformador, tal y como apuntan varias fuentes. La sospecha está avalada porque paulatinamente se ha ido mostrando como un furibundo proislamista, partidario de la política de fronteras abiertas de Ángela Merkel, de la llegada de nuevos refugiados a España y de considerar el burkini como una muestra de liberación de la mujer. Existen incluso sospechas, como apuntan diversas fuentes, de que es un criptomusulmán.
De lo que sí estoy seguro respecto al personaje es que, sin ser gremial, Luis del Pino no es periodista, ni por el forro, en ninguna acepción del término; puede ser considerado, eso sí, mediocre fabulador, especialista en chorradas o evacuador de estupideces.