Escribió Ernst Jünger, en “Radiaciones”, que “nada es peor para una buena causa que ser llevada por un mal abogado”. Para la causa identitaria española, Santiago Abascal es el peor de los abogados posibles y aún de los imaginables. Es un político profesional, en un tiempo en el que la población más viva y regeneradora está harta de políticos profesionales.
Como explica un exmilitante de Vox muy activo en la red twitter, “me fui porque no estaba dispuesto a mantener ningún vago más y a ningún cretino más; todos los políticos están podridos”. Santiago Abascal abandonó al PP poco después de que el PP le abandonara a él, lo mismo que Alejo Vidal-Quadras, ya fuera de Vox y que luego volvió a pedir el voto para el PP. Y Abascal lo primero que hizo fue ponerse un sueldo de 3.500 euros mensuales, porque necesita vivir de la política a costa de los afiliados.
Bajo la batuta de Julio Ariza, del que Abascal es hoy un pelele, se ha puesto en marcha una delirante operación para dotar de aval europeo identitario a Abascal; llena de medias verdades y algunas groseras mentiras. Lo primero que demuestra es el desconocimiento de España que tienen los identitarios más allá de los Pirineos, como Edouard Ferran que ha situado a Marine Le Pen como “la jefa de los patriotas europeos”. Tal cosa como los “patriotas europeos” es inexistente e incluso ofensiva.
Según fuentes solventes, conocedoras del interior del FN, “el Frente Nacional no respalda a Vox. No hay ningún comunicado ni ninguna información oficial. Es lo de siempre fotos con dirigentes de segunda fila para vender un apoyo a fin de sobrevivir. Que nadie espere que Marine Le Pen, Alliot o Saint-Just vayan a aparecer por Madrid a apoyar a Vox”.
Por el contrario, una fuente fiable del mundo identitario afirma que esa presión existe y se basaría en cuestiones como los resultados de las elecciones europeas, en las que Vox obtuvo 244.929 votos, el 1,56%, comparados con los que saca FE de las JONS (21.517).
El resultado de Vox fue ridículo en relación con los medios puestos en liza. La campaña dio para que el presidente del partido, José Luis González Quirós se llevara a casa 58.000 euros (más que el presupuesto para la campaña de FE de las JONS) a través de su sociedad Mind and Mattes. Ante la denuncia de este hecho, Vox respondió como una mafia de políticos profesionales, amparando la corrupción y expulsando a la denunciadora, Cristina Seguí. Iván Espinosa de los Monteros justificó que “se ha subcontratado con gente del partido, como es natural”. No es natural; es una práctica corrupta.
Ahora, Vox sacaría menos votos que FE de las JONS
En cualquier caso, las elecciones europeas quedan muy lejos, como para hacer análisis sobre esos resultados. Vox, ya con Santiago Abascal, midió sus fuerzas el 20 D (57.733 votos) y el 26 J (46.781) y en las elecciones vascas, en el feudo de la familia Abascal obtuvo 774 votos, el 0,07, “un resultado bochornoso. Cualquiera con un poco de decencia disuelve el partido pero Abascal es un vividor”, comenta un analista político. Extrapolando, Vox sacaría ahora menos votos en unas europeas que FE de las JONS.
Otra consideración es el apoyo mediático, pues se trata de una operación de Julio Ariza y una Intereconomía en concurso de acreedores, que resta mucho más de lo que suma y que lleva tiempo buscando algún elemento de presión –Libertas, operación Mario Conde…- con la que negociar el favor del PP.
Santiago Abascal y Vox no son más que obstáculos retardatarios para la configuración de un gran partido identitario español. Quien entre en esta trampa está llamado a perder el tiempo y a fracasar.
El identarismo es una buena causa, pero Abascal es el peor abogado posible.
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