Virginia Rodenas
François Fillon no es un outsider, ha sido primer ministro, pero partió en las primarias fuera de juego y ha ganado en la segunda vuelta con el 69,5 de los votos (de 2.121 centros electorales de los más de 10.000 habilitados para la votación). Su victoria se debe, sobre todo, a su mensaje fuerte y claro, con un giro a la derecha, a los valores tradicionales de la familia, a la ética del trabajo y la iniciativa, rompiendo con la tradición funcionarial francesa y con la corrección política.
Alain Juppé (30,5%) partía como el favorito, la permanente esperanza liberal de Francia, llegaba aliñado, moderado, discreto y con un balance de buena gestión en la alcaldía de Burdeos. Reformista pero sin aristas, bien visto por todos los sectores del electorado. El tipo de perfil que últimamente da bien en las encuestas pero que no resulta en las urnas. Alguien debe plantearse, por cierto, si las encuestas sirven para algo, si no están amañadas parta inducir el mantenimiento de un statu quo, que ya está resquebrajado. Porque ahora es fácil ganar si se apuesta contra las encuestas: sirven para saber lo que no va a salir.
La cuestión más de fondo es que todo el mundo da por hecho es que las elecciones presidenciales de abril se dirimirán entre François Fillon y Marine Le Pen, mientras el candidato socialista no tiene posibilidad alguna. Es decir, el socialismo francés languidece hacia su consunción, mientras la nación, aterrada por el terrorismo islamista, harta de la fragmentación que ha traído el multiculturalismo, con una geografía de barrios donde no imperan ni el orden ni la Ley, va a intentar entrar en la línea de la salvación, sacudiéndose la señal viscosa y sucia de los sembradores del odio de la corrección política.
Es una lección para España, donde los españoles se están quedando literalmente fuera de juego, atrapados en el consenso globalista de todas las fuerzas políticas y los medios de comunicación –menos Rambla Libre- y tratando de frenar a un populismo identitario y patriótico que avanza en todo el mundo. Fillon propone recudir funcionarios, mediante su expulsión, un acercamiento a Rusia y se ha declarado próvida y católico.
En principio, François Fillon va a camino del Elyseo, pues en la segunda ronda el PSF optará por pedir el voto contra Marine Le Pen. En principio…porque últimamente todo lo previsto salta por los aires. En principio, François Fillon es un cortafuegos respecto al Frente Nacional, pero también puede suceder que Marine Le Pen sea la más votada en la primera vuelta y la izquierda se desmovilice de cara a la segunda, o que el centroderecha opte por el Frente Nacional, con mayores convicciones para combatir la islamización y la tiranía de Bruselas.