
Virginia Montes
La policía francesa rodeó esta noche una residencia para monjes jubilados en la ciudad francesa de Montpellier, tras la irrupción de un hombre armado con un cuchillo y una escopeta recortada. Según fuentes cercanas a la investigación, el incidente dejó al menos a una mujer muerta. Aún se desconoce el móvil del atacante, que está prófugo.
«Un individuo que estaba enmascarado y armado con un cuchillo y una escopeta entró en la casa de retiro donde viven unos 70 monjes», declaró un vecino de la zona. La Policía se desplegó alrededor del complejo en Montferrier-sur-Lez, al norte de Montpellier.
Una fuente de la policía local explicó que «un supervisor dentro del edificio levantó la alarma muy discretamente».
Tres mil habitantes o poco más en Montferrier-sur-Lez, pueblito del Herault, inundado por las lluvias.
Un monasterio y, justo al lado, la casa de reposo, «Le Querce Verdi». Todo tranquilo, luego la irrupción. Al momento la prefectura piensa en una simple «acción criminal», un móvil de delincuencia común o un ataque de locura.
Empero, la pista terrorista «no está excluida».
El hombre, armado, es buscado intensamente, en todo lugar.
Los 60 monjes, las monjas, los cinco o seis empleados laicos que trabajaban en ese momento en la casa de reposo, fueron puestos a salvo por las secciones especiales de las fuerzas de seguridad.
Los primeros en llegar fueron los francotiradores, unos 15, del grupo PSIG-Sabre, desplegados en la región. Luego vinieron los gendarmes y hombres del RAID de Lunel y de Montpellier. Un mecanismo querido -luego de los atentados del 13 de noviembre- por el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve: cualquier lugar de Francia, aún el más perdido en la campiña, debe estar siempre al alcance de una sección antiterrorismo en no más de 20 minutos.
Y quien telefoneó a la policía, pocos minutos después de la irrupción, fue la mujer luego asesinada. Probablemente fue amarrada y muerta luego de que el asesino se percatara que dio la alarma. El homicidio, cometido con una serie de cuchilladas, repetidas.
El cadáver de la infortunada mujer, yacía en un lago de sangre, hallado en la planta baja por los francotiradores.
Los tres pisos del edificio fueron «revisados» a conciencia, los ancianos religiosos, en grupo -primero, 15, luego 30- fueron puestos a salvo. Pero el protagonista de la masacre, que actuó en solitario, fugó y no se tienen rastros.
En la jornada de ayer, fuentes de la policía habían dejado entrever posibles objetivos del grupo de terroristas arrestados en la madrugada del domingo en Estrasburgo y Marsella: todos en París y alrededores, desde Champs-Elysees con sus mercados de Navidad a Disneyland, desde diversas iglesias a la sede de la prefectura de policía, de una estación del Metro a los ‘bistrot’ del XX arrondissement.
Y apenas superado el primer aniversario del 13 de noviembre, Francia parece nuevamente haber caído en un clima de miedo que se respira en todo el territorio desde hace dos años.(ANSA).
Francia está actualmente en estado de emergencia tras una serie de ataques de terroristas islámicos. El más reciente ocurrió el pasado mes de julio, cuando un sacerdote de 84 años fue asesinado durante la misa de la mañana en la iglesia parroquial de Saint Etienne-du-Rouvray, un suburbio de Rouen.
Los agresores, quienes reconocieron pertenecer al Estado Islámico, degollaron al religioso antes de ser abatidos por la policía. Sin embargo, hasta el momento no hay indicios de que el ataque de este jueves tenga vínculos terroristas.