
Enrique de Diego
Es una elección decisiva, comparable al Brexit, de la que depende el futuro de Europa y tiene lugar este domingo en Macklemburgo-Pomerania, uno de los 16 länders, ex RDA, bañado por el Báltico. En la última encuesta, el viernes, Alternativa por Alemania de Frauke Petry, tenía la misma expectativa de voto que la CDU de Ángela Merkel, el 22%, con el agravante de que el länder es el feudo de la canciller, por uno de cuyos distritos tiene el acta de diputada.
Alternativa por Alemania obtiene mejores resultados en las urnas que en las encuestas, como si hubiera voto oculto o como si los encuestadores no quisieran significarse. Macklemburgo-Pomerania tiene una sociología similar a Sajonia-Anhalt donde en marzo Alternativa por Alemania cosechó sus mejores resultados: el 24,1%, quedando en segundo lugar, sólo superada por la CDU, con el 29,8%, que bajó significativamente.
Desde entonces, las cosas han empeorado mucho y el fracaso de la política de puertas abiertas de Ángela Merfkel, al dictado de la destructiva y nihilista corrección política, se ha hecho patente, no sólo con inconvenientes de convivencia cotidianos, especialmente para las mujeres –lo que está haciendo oscilar al feminismo hacia Alternativa por Alemania- sino con terrorismo indiscriminado, como la oleada de atentados en julio que sacudió a Baviera.
Los alemanes no entienden por qué han de pagar a personas que encima quieren asesinarles. La respuesta de Ángela Merkel ha sido histérica y de pánico electoral: según las encuestas, el 50% de los votantes de la CDU quieren que no repita como candidato en 2017, que es cuando tienen lugar las generales. Ahora pide que los alemanes almacenen agua y alimentos para diez días en caso de ataque.
Otro motivo de malestar popular ha sido conocer el coste de la generosa política de asilo: cada ‘refugiado’ le cuesta al contribuyente alemán 2.000 euros al mes. El año pasado entraron un millón cien mil; una auténtica invasión. En lo que llevamos de año “sólo” han entrado ciento cincuenta mil; una cifra en sí abrumadora. Todos los que están viviendo a costa del contribuyente alemán son musulmanes, que no coinciden ni respetan ninguno de los valores de la sociedad abierta alemana. La policía alemana habla de cientos de potenciales terroristas infiltrados entre ellos y da la cifra de 59 de una extrema peligrosidad violenta.
Los alemanes han visto que sus autoridades no les defienden y, además, les mienten presentando a fanáticos religiosos como personas depresivas con problemas mentales.
Mientras hacen negocio unas cuantas onegés, cuyos directivos viven a cuerpo de rey a costa de la pobreza ajena, la economía alemana, lastrada por el nuevo gasto público ineficiente, se ha ralentizado: el crecimiento ha descendido al 0,7. Que los mal llamados ‘refugiados’ –vienen de todas las fracasadas sociedades musulmanas- constituían una oportunidad económica era una mentira tan grosera como la de que nos iban a pagar las pensiones.
Un resultado adverso en Macklemburgo sería demoledor para Ángela Merkel, una figura altamente destructiva, sin que sea descartable que Alternativa por Alemania sea el partido más votado, lo cual sería un terremoto similar al Brexit. La siguiente cita electoral es el día 18 en Berlín.