Virginia Montes
Con una Misa multitudinaria, celebrada en el estadio de El Cairo, con capacidad para 30.000 personas, el Papa Francisco ha reforzado la fe de los cristianos perseguidos en Egipto, en donde la pasada Pascua fueron asesinados 45 coptos.
Los fieles pasaron varios controles y en todo momento mostraron su alegría por este bálsamo y esta confirmación en la fe. Estuvieron presentes sacerdotes y fieles de todos los ritos: copto, armenio, maronita y melquita.
El Papa deja un mensaje de paz, directamente confrontado con el del integrismo: “no se puede perpetrar ningún acto violento en nombre de la religión o en nombre de Dios”, al tiempo que hay que combatir “la pobreza y la explotación, donde más fácilmente actúan los extremismos y bloquear los flujos de dinero y de armas a quienes fomentan la violencia”.