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Libertas-Ciudadanos: Albert Rivera fichó a Miguel Durán, con la mediación de Julio Ariza

Redacción




Enrique de Diego

Fue Albert Rivera quien fichó, directa y personalmente, a Miguel Durán como cabeza de lista de la candidatura Libertas-Ciudadanos a las elecciones europeas de 2009. El presidente de Intereconomía, Julio Ariza actuó de mediador, los puso en contacto. La operación terminó por concretarse en el restaurante Príncipe y Serrano, de la capital de España, del Grupo Arturo, propiedad del expresidente de CEIM, Arturo Fernández.

Lo de Duran con Libertas-Ciudadanos fue un fichaje exprés que sorprendió a propios y extraños. Según declaró el propio Durán, “el primer ‘input’ lo tuve en enero pero dije que no. Yo estaba muy bien con mis pequeños negocios y mis tertulias. Cuando ya me había olvidado, el 24 de marzo, Julio Ariza me llamó para preguntarme si podía darle mi teléfono a Albert Rivera, que estaba interesado en hablar conmigo. Quedé a comer con Rivera el día 25. Me dijo que para hacer algo en las europeas necesitaban a alguien con tirón, a un candidato que fuera conocido, y que había pensado en mí”. Rivera, como se ve, no habló de ideas, ni de los objetivos del proyecto, sino que buscaba un mediático.  Al día siguiente, el ex presidente de la ONCE quedó a cenar con el empresario irlandés Declan Ganley, líder de la plataforma electoral Libertas, por la que se presentó Ciudadanos para las elecciones al Parlamento Europeo. “Me explicó por qué había votado ‘no’ al Tratado de Lisboa y yo le dije que no iba a ser un candidato títere, que me gustaba el trabajo en equipo”. El 14 de abril, en el restaurante Príncipe y Serrano, cerraban el acuerdo con la firma de dos ejemplares, uno en inglés y otro en español. La firma se hizo en presencia tanto de Albert Rivera como de Julio Ariza, quien, por cierto, tenía un amplio intercambio publicitario con el Grupo Arturo, así que el almuerzo corrió a cargo de Intereconomía.

La sorpresa del, en apariencia, rutilante fichaje, tenía algunos motivos razonables. En una operación de alto contenido católico, podía sorprender que la encabezara quien había liderado Tele 5 en su etapa más chabacana, la Tele 5 de las Mama Chicho. Y luego había sido imputado por el juez Baltasar Garzón, aunque el sumario terminó archivándose. Miguel Durán fue presidente de Tele 5 y Onda Cero, como proyección de su cargo de presidente de la ONCE y en calidad de hombre de Silvio Berlusconi. Durán fue relevado en 1996 por cambio del accionariado. Fue imputado en 1998 por Baltasar Garzón y acusado por el fiscal Anticorrupción, Carlos Castresana, quien le imputaba tres delitos continuados contra la Hacienda pública, falsedad, otorgamiento de contrato simulado y administración desleal, y pedía 14 años de cárcel y 133 millones de euros. Fue absuelto por la Audiencia el 19 de abril de 2007. Durán siempre argumentó que el objetivo era Silvio Berlusconi, cuya imputación tuvo que dejarse en suspenso al acceder a la presidencia de Italia. Pero aquello dejó una sombra de duda en la biografía de Miguel Durán. Sus polémicas como presidente de la ONCE y luego en la oposición habían sido agrias. Algunas de las más sucias artimañas se habían canalizado a través de Intereconomía. Actualmente, Miguel Durán es el abogado de Julio Ariza en el sumario por los ataques informáticos a la web prnoticias, de Pedro Aparicio. No era Durán un personaje sin aristas y mucho menos una personalidad que sugiriera algo así, por alguna de sus costuras, como regeneración.

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Tenemos, pues, a los cuatro urdidores de la fracasada candidatura: el multimillonario irlandés, Declan Ganley, el financiador, que presentaba listas en todas las naciones de la Unión Europea, en las elecciones de 2009 al Parlamento de Estrasburgo, con la finalidad de formar un grupo pro-vida; la cabeza política, Albert Rivera; el candidato, Miguel Durán, y el mediador, que aportaría el soporte mediático a la candidatura, Julio Ariza.

La candidatura se denominó Libertas-Ciudadanos, no sólo Libertas. Miguel Durán ejerció, en aquel tiempo, de militante, dirigente y portavoz de Ciudadanos, de hombre fuerte de Albert Rivera. No fue un personaje accesorio, sino que tomó parte activa en la formación, que vivía un momento sumamente delicado, puesto que tenía tres diputados en el Parlament, además de Albert Rivera, estaban José Domingo y Antonio Robles, que abogaban por la integración en UPyD, formación entonces mucho más fuerte. Albert Rivera se negaba. Años después, se volverían las tornas. Domingo y Robles, que pedían su dimisión, iban a darse de baja en el partido. Como un dirigente con mando en plaza, Durán declaraba que “UPyD quiere comprar Ciudadanos a coste cero”. Eso tenía inquietantes consecuencias económicas: “Ahora mismo en el Grupo Mixto sólo se encuentra Ciudadanos, gracias al cual recibimos unas subvenciones que Rivera mete directamente en el partido. Si nos echan del Grupo Mixto, adiós a las subvenciones. El partido estaría económicamente malherido. Los hemos denunciado (a Domingo y Robles) acogiéndonos al Pacto anti-transfuguismo y espero que la Mesa nos dé la razón”, señalaba Durán. Es decir, Ciudadanos no sólo padecía una crisis interna, que afectaba a su presencia parlamentaria, sino que se asomaba peligrosamente a la ruina. Declan Ganley era una oportunidad de oro, un multimillonario de chequera fácil y Albert Rivera estaba bien dispuesto a cambiar de principios y a pasar del centroizquierda proclamado a la derecha euroescéptica y confesionalmente católica. Quienes conocen personalmente a Albert Rivera coinciden en definirle como un oportunista.

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Libertas, una página oscura y ocultada

Libertas no tuvo base electoral, careció de organización sustentadora y naufragó con tal estrépito (22.903 votos, el 0,15 de los emitidos), que los protagonistas han borrado el episodio de sus biografías. Se suponía que toda la operación descansaba, con éxito casi asegurado, en el apoyo mediático del Grupo Intereconomía, pero Julio Ariza sobrevaloró la influencia de sus medios, específicamente de la televisión y de su programa estrella El gato al agua, además de que para ese momento estaba completamente implicado, sin restricciones, a favor del PP, de modo que el apoyo se redujo a la omnipresencia de Miguel Durán en El gato al agua y otros programas de debate político, pero como un contertulio más. Es obvio que Ariza no quiso incomodar al PP. Puso una vela a Miguel Durán y los reflectores, en Génova.

A dónde fue a parar el dinero aportado por Declan Ganley –lo hubo y no poco, un millón de euros- es un misterio que debe ser desvelado. Es un imperativo ético para un Albert Rivera autoerigido en campeón de la transparencia y en jacobino de pastaflora.