Enrique de Diego.
Entre la escombrera que es la política española, sólo hay una persona que destaca por la fuerza de sus convicciones y que está llamada a cambiar el curso de la historia; esa persona es Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y presidenta del partido emergente de Aliança Catalana.
Es madre de cinco catalanas, lo cual es toda una declaración de principios e intenciones. Frente a la mutación caótica y perversa hacia el islamoizquierdismo de Esquerra Republicana -engendro que he estudiado y analizado en mi libro «El virus woke», Amazon- y hacia el multiculturalismo de Junts, que representan la destrucción de la identidad de Cataluña, y su hundimiento en el abismo de la inseguridad y el conflicto civil, Silvia Orriols se mantiene en las tesis de Enric Prat de la Riba, en «La nacionalidad catalana».
Acaba de ganar una importante batalla echando un órdago a todas las fuerzas políticas, pura escoria, y manteniendo la alcaldía de Ripoll, que es la cuna de la Cataluña cristiana, el corazón de la reconquista en Santa María de Ripoll.
Es una alcaldesa magnífica, que ha tomado medidas efectivas como cuidar el padrón, ajustándolo a la realidad. Su mensaje corre como reguero de pólvora por toda Cataluña como una esperanza, que es una fuerza imparable.
Su partido, Aliança Catalana, obtuvo unos espléndidos resultados en su ciudad y comarca, en Lérida y Gerona y unos notables resultados en Barcelona. Le auguro un futuro prometedor y una cosecha de votos espectacular en futuras elecciones. Va a provocar un terremoto en toda España con epicentro en Ripoll. Silvia Orriols es el futuro.