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«Letizia, satánica y adúltera»: El satanismo a escena, fracasado

Redacción




Enrique de Diego.

Un buen amigo mío me manda el enigmático mensaje de Jenni Hermoso en Instagram al ser defenestrada de la selección femenina de fútbol: “No vendan su alma al diablo”.

Al parecer, la polémica deportista fue pillada in fraganti delito. Y me pregunta: «¿es satánica?». Le respondó, no sé. desde luego tiene muchos tatuajes. Pero eso no es signo de adoración al diablo, si bien a Dios no le gustan que afeemos el cuerpo -templo del Espíritu Santao- con tatuajes.

Y le digo que no soy especialista en satanismo. Me contesta: tú has puesto el satanismo en la diana, has sido el primero y el único que has tratado el tema en tu «Letizia, satánica y adúltera».

Bueno, pues es cierto. Me resultaba insoportable e intolerable que Letizia Ortiz le hubiera dado el premio princesa de Asturias de las artes a Marina Abramovic, bruja reconocida, que ha presumido de satánica junto a Jacob Rothschild, por sus fétidas perfomances.

Y que luego Letizia, reiteradamente, hubiera aprovechado su presencia en inauguraciones de la Feria del Libro para adquirir libros satanistas y que nadie lo dijera, así que aproveché las revelaciones de Jaime del Burgo a Jaime Peñafiel para publicar «Letizia, satánica y adúltera» -que se vende muy bien, cada día mejor.

Los entendidos en satanismo consideran que los coitos de Letizia con Jaime del Burgo en el propio Palacio de Zarzuela son consentidos y forman parte de una de las condiciones habituales de los pactos con el diablo, en éste de Felipe.

Fui haciendo una investigación y resultó que el mundo de Hollywod y la industria del entretenimineto están copadas por el satanismo: Angelina Jolie, posiblemente Taylor Swift, seguro Jayr-Z, Beyoncé, el conejo malo, Lay Gaga, sus satánicas majestades los Rolling Stones, Shakira, la gastada Madonna, Rosalía, con una canción titulada «el diablo». Bueno, Disney y Netflix. Los Rochstchild y los Rockefeller. Los Windsor. Todo documentado y probado, lo que ocurre es que nadie se quiere dar por enterado.

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Así que «Letizia, satánica y adúltera» ha sido como un viaje iniciático. Las falsas celebridades cometen todo tipo de atrocidades como el asesinato ritual de niños y la bebida de su sangre extraída en el momento del asesinato, el Adenocromo, que ya denunció Mel Gibson, pero nadie le hizo caso.

El libro ha coincidido con el derrumbamiento del satanismo, con la victoria sobre el partido demócrata claramente satánico -como describo en mi libro «El doble alma de los Estados Unidos: el partido demócrata está entregada a satanás», de obligada lectura- de Donald Trump, que puede marcar el final del satanismo si Doanld actúa bien, a lo que está obligado tras salvarse milkagrosamente de dos intentos de asesinato, que llevan la marca de Blackrock, y la caída de la célula satánica de Diddy Coms y Willi Smith de la que esperamos mucho en el juicio del 5 de mayo. El demonio te lo promete todo, te miente y luego te destruye.

¿Jenni Hermoso es satánica? No tengo ni idea, pero es muy sospechosa la frase “no vendan su alma al diablo”, en un momento de indignación porque no ha recibido lo que se le prometió.