Javier de la Calle.
Los medios españoles llevan volcados en seguir a Daniel Sancho desde que este asesinase a Edwin Arrieta hace más de un año. Con un despliegue superior al de unas elecciones estadounidenses, decenas de enviados preguntaban a los padres cómo se sentían tras ser condenado su hijo a la cadena perpetua. El caso Daniel Sancho copa todos los medios por expreso deseo de los españoles, pues sus noticias son las más consumidas. Todo un regalo para la prensa, que monetiza este interés, y desperdicia horas que deberían ser para cubrir los escándalos del mundo globalista.
El interés por Daniel Sancho refleja hasta qué punto está enferma la sociedad española. Además de sentir interés por un asesino, siente pena porque a las mujeres les resulta atractivo. El asunto no puede ser más patético, ya que el hijo del actor se fue a Tailandia por una relación amorosa con un médico colombiano por dinero.
¡Ay, que le aplican la pena de muerte! La pena de muerte se la está aplicando a los españoles a diario, de forma gradual. Con una inmigración descontrolada, con unas timovacunas que siguen fulminando a la gente, con la fumigación de los cielos, con un agua contaminada, con una educación paupérrima, con una economía que convierte lo ordinario en extraordinario. Los que seguís el caso Sancho podéis correr la suerte que tanto teméis por él.