Javier de la Calle.
Si no puedes con el enemigo únete a él. Eso parecen haber pensado los jóvenes españoles. Carentes de ejemplos, los jóvenes españoles han mutado en una cutre copia de los extranjeros.
Peinados propios de Sudamérica, que publicitan los futbolistas, son realizados en peluquerías que operan en cuestionables condiciones de sanidad. Las camisetas de jugadores de baloncesto, antes reservadas a los barrios marginales de Estados Unidos, afloran por las calles, así como las zapatillas ideadas para este deporte.
Las chicas se concitan en los locales de belleza regentados por asiáticas y sudamericanas, pare realizarse pinturas en las uñas. Jóvenes de ambos sexos también gustan de lucir ridículos piercings, como los nasales, que recuerdan al que es utilizado en las vacas.