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Daesh ha exterminado a los discapacitados de Mosul

Redacción




Ejecución en Mosul. /Foto: asianews.it.
Ejecución en Mosul. /Foto: asianews.it.

Virginia Montes

El integrismo islamista ha mostrado en Mosul su capacidad para reproducir el infierno en la tierra. Mosul, la tercera ciudad más grande de Irak después de Bagdad y Basora y con más de millón y medio de habitantes según el último censo de 2010, ha retrocedido a la edad media en sólo tres años.

El mismo tiempo en el que el Estado Islámico ha desatado la limpieza étnica, ha convertido sus plazas en campos de ejecuciones o de castigos corporales (80 latigazos por ver partidos de la liga española por televisión), además de aplicar elevadas multas por no llevar barba u obligar a la mujeres a ocultarse bajo el niqab.

Una cascada de prohibiciones que han sepultado la libertad de los ciudadanos y en muchos casos les han conducido a la muerte. Ahora que la ciudad ha comenzado a ser liberada, la ciudad mártir enseña sus heridas.

Muchos niños de Mosul han sido utilizados como escudos humanos, se les ha cortado las manos cuando no han querido ejecutar a los enemigos del Califato, se les ha obligado a fabricar bombas y un total de 16.000 se han quedado sin formación durante tres años por el cierre de los colegios.

Los ancianos ha sido otro sector muy castigado durante la contienda. Los que se encontraban en aceptables condiciones físicas fueron reclutados, y los más dependientes, trasladados en carretas por sus familiares en la huida para evitar morir bajo las bombas.

Los peor parados han sido los discapacitados. Un informe de ‘Mosul Eye’ señala que los terroristas de Daesh han tomado la misma medida que adoptaron los nazis. Tiene constancia de que decenas de niños, cuyas edades oscilaban entre una semana y tres meses, con diferentes enfermedades genéticas fueron asesinados por los extremistas de Daesh con inyección letal o asfixia. El final de muchos discapacitados adultos no ha sido menos cruel. Algunos fueron abandonados en sus casas o en las cunetas cuando sus allegados perdieron fuerzas para trasladarlos en su huida.