María José Martínez Albarracín. Catedrática de Procesos Diagósticos.
En un momento de la historia en que estamos acechados por tantas insidias y manipulaciones es difícil priorizar, elegir bien y en el orden adecuado a qué debemos prestar más atención y discernimiento.
Entre las distracciones de una política que se ha convertido en una parodia trágica de algo que se pueda parecer a la democracia y las amenazas a la salud mediante el miedo a pandemias teledirigidas, enmiendas al R.S.I. para ceder la soberanía sanitaria a organismos internacionales (OMS y H.E.R.A.) propaganda cambioclimática y ruina económica, corremos el riesgo de olvidarnos de algo mucho más importante, algo que nos define como seres verdaderamente humanos y que es nuestra naturaleza espiritual.
Ante el desbarajuste que está ocasionando la presión y la persecución globalitaria, algunos referentes en ciencia y salud como el Dr Joseph Mercola, parece que han caído en las garras de canalizadores y esoteristas al más puro estilo New Age, pero esta infiltración sibilina no deja de actuar incluso en las mentes más recias y aparentemente refractarias. Me explico:
Una corriente importante de pensamiento pernicioso se esparce sin control ante el descontento y el temor ocasionado por la pandemia orquestada del coronavirus y ha calado hondamente en los autodenominados despiertos disidentes. De ello se encargan divulgadores con mayor o menor intención de engañar: los que difunden la falsa idea de control de las mentes mediante el 5G y supuestos nanodispositivos vacunales, los que proponen que este mundo no tiene remedio porque sus AMOS son en realidad entidades extraterrestres malignas que consideran la humanidad una GRANJA o los protestantizantes que solo ven soluciones en la preparación material voluntarista o esperan un arrebatamiento pretribulacionista.
Por otra parte, se esparcen sin mucha reflexión o conocimientos, teorías apocalípticas y explicaciones pseudocientíficas para explicar la Historia de la Salvación desde un punto de vista racional, apoyándose incluso en estudios científicos para plantear hipótesis inciertas.
Uno de los descubrimientos científicos que se ha prestado a esta desinformación es el de la inserción en el genoma humano de unas inclusiones que guardan un patrón algorítmico, detectable mediante inteligencia artificial (computacional) y que prueba que nunca hubo EVOLUCIÓN AL AZAR y que la Teoría Darwiniana de la Evolución de las Especies patina estrepitosamente.
En 2012 los científicos Robert Gifford, y John Coffin descubrieron en el genoma humano secuencias víricas fosilizadas de ARN monocatenario de sentido negativo, del género bornavirus mientras investigaban sobre el VIH. Estos descubrimientos fueron profundizados cuando, en 2013, el matemático Vladimir Scherbak (Universidad de Al-Farabi) y el astrobiólogo Maksim Makukov (Instituto Astrofísico de Fesenkov, Kazajistán), retomaron el misterioso código numérico incrustado en el ADN humano y descubrieron que no era otra cosa que un algoritmo informático, como el de una computadora, un patrón que no obedecía a nada natural y que necesariamente había sido creado de manera inteligente.
Desde entonces ha habido una gran cantidad de investigaciones sobre lo que los promotores del Proyecto Genoma Humano llamaron el ADN basura (porque no codificaba proteínas y no sabían para qué servía) y que hoy se denomina todavía Genoma Oscuro. Esta parte del genoma, lejos de ser basura, se ha demostrado que tiene importantes funciones y que consta de unos segmentos de ADN con repeticiones en tándem procedentes, según diversos investigadores, de una inserción o infección antigua por virus de ARN integrada en el genoma humano.
Estas supuestas inserciones de ARN constituyen lo que se ha venido a llamar retrovirus endógenos humanos o HERVs y forman entre un 8 y un 10% del ADN genómico. Generalmente no se expresan fuera de condiciones especiales y cuando lo hacen, se les ha relacionado con diversas enfermedades crónicas, sin embargo, durante el embarazo y el desarrollo embrionario cumplen importantísimas funciones como la formación de la placenta y el desarrollo del Sistema Nervioso y durante la primera infancia, coordinan el desarrollo del Sistema Inmune y algo fundamental: la adquisición del lenguaje, EL VERBO.
Sobre el Sistema inmune sería importante estudiar detenidamente el impacto que las vacunas infantiles ejercen sobre este delicado sistema y cómo las nuevas vacunas recombinantes y genéticas lo alteran, pero eso sería motivo de otra reflexión.
Por hoy nos centraremos en las teorías esotéricas, como las del investigador Carlos Delfino, que pretenden relacionar este descubrimiento científico con una supuesta manipulación del genoma humano por entidades extraterrestres o ángeles caídos que nos colocaron dichas inserciones para materializarnos e inclinarnos al mal, haciéndonos perder nuestra naturaleza espiritual, por lo que esas supuestas entidades serían, en realidad, las culpables de nuestra inclinación al mal. ¡Una buena excusa para evadir responsabilidades espirituales!
La Ciencia divina no puede entrar en contradicción con la ciencia humana y, aunque la Biblia se exprese muchas veces en lenguaje simbólico, es el mejor referente para una ciencia humana verídica y orientada. Mientras el Creador creó el universo “ex nihilo”, al hombre lo creó “ex limo terrae”, o sea con un cuerpo material aunque sutil, puesto que no estaba sometido a la enfermedad y la muerte. Según el relato del Génesis, la CAÍDA, el pecado original de nuestros primeros padres es un pecado espiritual, un pecado VOLUNTARIO, por mucho que fueran seducidos y tentados y como consecuencia, fueron revestidos por Dios en su Misericordia por “túnicas de piel” pues estaban “desnudos”, es decir, que la consecuencia del pecado es la caída en la materia densa y por ello estar sujetos a la enfermedad y la muerte. Como consecuencia perdimos los dones preternaturales y arrastramos a la densidad material a toda la Creación. Entonces, si alguien colocó esas inserciones genómicas de manera inteligente en un homínido, lo que le permitió mantener EL VERBO, no pudo ser otro que el mismísimo Creador.
Es verdad que el Enemigo de Dios sueña con poder manipular y destruir Su Creación, pero más allá de la hibridación que supuso la aparición de los Nefilim, que fueron barridos por Dios mediante el Diluvio, no ha podido realizar más que burdos intentos.
Hay muchas hipótesis sobre el origen de la vida como la de la Panspermia o incluso la Panspermia Dirigida, pero todas plantean las mismas o más incógnitas de las que pretenden resolver, por lo que tenemos que aceptar que la ciencia humana no puede resolver ciertos misterios.
Entonces, esperando la “manifestación gloriosa de los Hijos de Dios” cuando se complete el tiempo establecido y recuperemos el estado adámico con los dones preternaturales con los que nos adornó el Creador, lo sensato y prudente es mantener la ESPERANZA en la promesa de Salvación de Dios, manifestada en nuestro Misericordioso Salvador, confiando en su promesa y esperando que nos encuentre en vela como a vírgenes prudentes.
REFERENCIAS:
https://vigilantnews.com/post/strange-details-surface-surrounding-dr-joseph-mercola/
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0019103513000791
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31031802/
https://www.nature.com/articles/s41559-022-01925-6
https://www.nytimes.com/2010/01/12/science/12paleo.html