Javier de la Calle.
Te diste a conocer cuando eras una niña como triunfito. Diste tu primera muestra de empoderamiento al cambiar a tu novio de adolescencia por otro artista, y desde entonces has ido enlazando relaciones para buscar una pareja que se adecuase a tu estatus de estrellita. Tu cara de niña que no ha roto un plato le gustó a las productoras y rápidamente te hicieron una de las artistas de referencia para una juventud enferma.
Tu comportamiento ha ido cambiando como si de una loca se tratase. Posas con juguetes sexuales sin rubor alguno. Y ahora, dices que eres una mujer libre porque eres feminista. Lo que generas es asco, por intentar victimizarte cuando eres tú la que alardeas de usar consoladores delante de la juventud.