Luis Bru.
Una de las conclusiones del libro descarnado Agatha Ruiz de la Prada, mi historia es que Pedro J Ramírez es un mal padre. Afirma la diseñadora que «el innombrable no quería tener niños y lo aceptó un poco a regañadientes», consecuencia de su brutal egoísmo, mientras la exitosa diseñadora confiesa que «siempre ha querido ser madre» porque «su instinto maternal es brutal» y «lo mejor que me ha pasado es haber parido a Tristán y Cósima».
Una de las cosas que hay que alabar en Agatha es que no ha convertido a sus hijos, ya mayorcitos, en campo de batalla, sino que por el contrario ha favorecido la relación con Pedro J, bien es verdad que es muy poco e interesada en la aceptación retórica y formal de Cruz Sánchez de Lara.
De los narrado, se deduce que Pedro J es más de Cósima y tiene más tirantez con Tristán. Éste ha tenido una etapa de aventurero, con Agatha visitándole siempre que ha podido, pero Pedro J, «ni a la India ni a China ni a ningún sitio. Todo eso crea una cierta indiferencia. A mí me gustaría que hoy se llevarán más, que se llevarán mejor».
Una cuestión inquietante es que Pedro J está transfiriendo su fortuna a Cruz Sánchez de Lara, que ha abandonado la abogacía y parece que sedujo al ex periodista cuando estaba con una mano delante y otra detrás. Puede dejar a sus hijos sin herencia y eso es muy grave. Eso es de ser un mal padre.
Agatha Ruiz de la Prada, mi historia, Editorial La Esfera de los libros, Madrid, 2022, 323 páginas.