Ha sido tiempo de Pascua. Tiempo de recordar el sacrificio de Cristo y la misericordia de Dios al enviarlo a sufrir por nuestros pecados. Y para recordar algo más, al parecer. Según el papa progre en Roma, ahora es el momento de recordar también que los blancos son racistas. Supongo que esa parte de la Biblia no llegó al corte final, pero el “Papa” Francisco la encontró y la recuperó.
Él, en la entrevista del Viernes Santo para la televisión italiana, dijo lo siguiente sobre lo que los cristianos deberían estar pensando ahora que es Pascua:
Es verdad. Los refugiados se subdividen. Los hay de primera, de segunda, de color de piel, [si] vienen de un país desarrollado [o] de uno que no lo es. Somos racistas, somos racistas. Y esto es malo. El problema de los refugiados es un problema que sufrió también Jesús, porque fue migrante y refugiado en Egipto cuando era niño, para escapar de la muerte. ¡Cuántos de ellos sufren para escapar de la muerte! Hay una imagen de la huida a Egipto que ejecutó un artista piamontés. Me lo envió e hice tarjetas sagradas con él. Muestra a José con el bebé que están huyendo. Pero San José no tiene barba, no. Es sirio, desde hoy, con un bebé, que hoy huye de la guerra. Un rostro angustiado que tienen estas personas, al igual que Jesús, obligadas a huir. Y Jesús pasó por todas estas cosas, todavía está allí. En la cruz hay gente de los países de África en guerra, de Medio Oriente en guerra, de América Latina en guerra, de Asia en guerra. Hace varios años dije que estamos viviendo una tercera guerra mundial en pedazos. Pero no hemos aprendido. Yo –soy un ministro del Señor y un pecador, elegido por el Señor, pero pecador al fin y al cabo– cuando fui a Redipuglia en 2014 para la conmemoración del centenario, vi y lloré. Todo lo que podía hacer era llorar. Todos los jóvenes, todos los muchachos. Entonces, un día, fui al cementerio de Anzio y vi a esos jóvenes que aterrizaron en Anzio. ¡Todo joven! Y lloré allí una vez más. Estoy conmovido hasta las lágrimas ante esto. Creo que fue hace dos años cuando se conmemoró el desembarco de Normandía. Vi a los líderes del gobierno, hubo una reunión… ellos conmemoraron esto. Pero, ¿por qué no conmemoramos todos los 30.000 soldados que cayeron en las playas de Normandía? La guerra crece con la vida de nuestros niños, de nuestros jóvenes. ¡Por eso digo que la guerra es una monstruosidad! Vayamos a estos cementerios, que son la vida misma de esta memoria. Pensemos en esa escena que está escrita: barcos llegando a Normandía, abriendo, muchachos saltando con sus fusiles y los alemanes… (nota del editor: el Santo Padre imita la acción de disparar). 30.000 en la playa.
Sí, aparentemente la Pascua es el momento de reflexionar sobre… el racismo. Tal vez el Papa Francisco despertó y vio una foto del conejo de Pascua blanco y su secretaria se puso apopléjica. Veamos cómo incorporamos la misoginia a la historia navideña; o quizás aprendamos a continuación que Jesús fue colocado en un pesebre porque un posadero de Alabama pensó que María era demasiado oscura.