Enrique de Diego.
Cuando, tras publicar mi libro «El manifiesto de las clases medias», puse en marcha la Plataforma, un día, salida del Bernabeu, montado en el mítico autobús 27 de la EMT, di el mitin improvisado y me encare con los hinchas entretenidos por el sistema: «No os movilizáis por nada. Os llevarán al hambre y os quedaréis quietos». Uno de esos hinchas me respondió: «Cuando llegue el hambre ya nos movilizaremos».
Pues el hambre ya está aquí llamando a las puertas. Estamos gobernados por psicópatas, los seleccionan por su absoluta falta de empatía con las poblaciones, por su miseria moral, por su capacidad de mentir, han sido capaces de diezmar a sus poblaciones con las mal llamadas vacunas; la Pfizer está prevista para matar, con el bicho made in Moderna, inventado y patentado por esa farmacéutica.
Estos psicópatas han reaccionado sobreactuando a la invasión de Ucrania por Rusia poniendo sanciones que nos perjudican a todos, que van a disparar los precios de los alimentos, disparando el precio de la energía y los combustibles. Ellos son los únicos culpables de la carestía de alimentos que llega. Tratan de engañar con una emotividad catódica, creando falsos héroes de pastaflora como Zelenski, pero la racionalidad del hambre se los tiene que llevar a todos por delante.
Emocionados por camuflar el fiasco genocida del coronavirus, todos han elevado la apuesta, incluyendo en los magnates del Kremlin, a empresas hispano-rusas que llevan generando riqueza muchos años, rechazando el gas ruso y su petróleo, cuando bajo los estúpidos dictados ecopacifistas Europa, y más que nadie España, es dependiente del gas ruso en unos porcentajes abrumadores, del 60%, incluso del 100%. Y va la psicópata corrupta Ursula con der Leyen, la que borró sus correos electrónicos cuando era ministra de Defensa alemana bajo groseras acusaciones de la compra de armamento bajo pingües mordidas, y ha borrado sus mensajes también con el CEO de Pfizer, y promete cuantiosas inversiones en las ¡renovables»; sí en los molinillos y en las fotovoltaicas, en el timo infame de las «renovables».
Gentuza psicópata como sobón y demente Biden domina y dirige el mundo. El mismo Joe Biden que es acusado por su hija de abusar de ella y cuyo hijo Hunter ha hecho una fortuna de comisionista de Ucrania y que con el cuerpo aún caliente de su hermano se tiró a su viuda, para luego engañarla con otra mujer a la que dejó embarazada. Esa es la altura moral, la bajeza más bien, del presidente de los Estados Unidos, llegado al poder mediante un monumental fraude electoral. Pues esta escoria y otros como él han decidido empobrecernos, convertirnos en miserables, con la excusa de Vladimir Putin. Es la máxima de la agenda 2030 de «no tendrás nada y serás feliz».
Retomo aquella conversación mitinera inconclusa en el 27, «cuando llegue el hambre nos movilizaremos». Pues a ver si es verdad. Son los dirigentes occidentales, todos sin excepción, los culpables de todos los males que aquejan angustiosamente a sus poblaciones; los que han venido tomando las decisiones equivocadas, pero muy rentables para los oligarcas, y los que se han desbocado por unas sanciones contra sus propios pueblos.
Mentirosos, falsarios, corruptos, están pidiendo a gritos una rebelión de sus poblaciones. Ellos, y sólo ellos, son los culpables. Ahora la alternativa se ha simplificado, es o ellos o nosotros.