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Carta del Editor: El enemigo se bate en retirada y busca un inútil camuflaje moral en Putin

Redacción




Enrique de Diego.

El Gobierno austriaco, y su Parlamento, se disponen a derogar la Ley de «vacunación obligatoria». Austria era la nación elegida por el globalismo para experimentar esa medida totalitaria, totalmente contraria al código de Nuremberg, que se proponía liderar para toda la Unión Europea, Ursula von der Leyen, y entre nosotros secundarían Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno Bonilla, Ximo Puig, Isabel Díaz Ayuso, Manuel Revilla -«por lo civil o por lo militar»-, etc. del cacicato.

De esto no hace tanto. En noviembre anunciaron la sexta ola de los «no vacunados» y pusieron todo los aparatos de propaganda a funcionar y mentir, se conjugaron dos personajes patéticos como Risto Mejide y Federico Jiménez Losantos, que tendrá que responder ante la Justicia por incitar al odio. Se mintió descaradamente en las estadísticas oficiales. Hoy sabemos que las estadísticas de Hamburgo y de toda Alemania eran más falsas que un Judas de plástico.

Para todos nuestros políticos era imprescindible que todos nos inyectáramos con el veneno de muerte de las farmacéuticas todas a las órdenes del psicópata Bill Gates, ahora empeñado en matarnos con su pésima alimentación vegana, que lleva a la depresión y al fallo multiorgánico. Ahora sabemos lo que intuíamos: que Moderna inventó y patentó el coronavirus y que Pfizer hizo una falsa vacuna para matar, y que todos los gobiernos le dieron licencia para ello, en la más infame aniquilación de seres humanos.

Esta es la guerra civil que debemos afrontar hasta que los responsables paguen por sus crímenes. Esta guerra muy cruenta no ha terminado. Si bien el enemigo se bate en retirada en todos los frentes. Se vuelve histérico censurando, se camufla tras la invasión de Rusia del paraíso o la pocilga globalista de Ucrania. Pero de nada le va a servir: al globalismo se le han torcido sus planes criminales.

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Dice mi amigo Gorka que esta es una sociedad posmoderna y en ella no hay nada duradero. Ese tipo de sociedades viven bajo oleadas de emotividad televisiva, pero ya hartan. El intento de camuflarse detrás de un Vladimir Putin convertido en el nuevo villano, frente al payaso de Zelenski, un degenerado, biotipo extremo de los dirigentes que le gustan al nuevo orden mundial, que además tiene un abuelo judío para ocultar el nazismo rampante del Batallón Azov. tiene los días contados. Rusia tomará Kiev e impondrá sus condiciones, que son la neutralidad y desmilitarización de la Ucrania de Femen y de George Soros, donde toda corrupción, incluida la de Hunter Biden, tiene su asiento. Y no podrán inventarse más donde esconderse.

Rafael Nadal tan contento con Bill Gates.

Lo que llamamos Occidente, Estados Unidos y la Unión Europea, con la notable excepción de Serbia, en su cobardía moral, la de sus dirigentes, la de la OTAN, ha echado mano de sanciones económicas, que van a pagar sus ciudadanos, que van a encarecer aún más la energía y el combustible, van a helar a los alemanes, y van a disparar la inflación, va a pagar muy caro todas las mentiras ecopacifistas y del cambio climático, que es grosera mentira muy rentable para unos cuantos corruptos. Toda una clase política mediocre, la de los Justin Trudeau y los Pedro Sánchez, esta cavando su propia tumba y promoviendo su linchamiento moral. No es el tiempo de las marionetas del globalismo ni de sus lacayos.

Las víctimas claman Justicia. La noche de «antorchas y horcas» que echaba de menos Michael Yeadon y no se explicaba porque no se producían ya, tendrán legar, y los criminales y los corruptos pagarán sus fechorías. Es inevitable.