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Dossier inmigración (9): Los inmigrantes disparan la población reclusa

Redacción




Cárceles multiculturales. /Foto: 20minutos.es.
Cárceles multiculturales. /Foto: 20minutos.es.

Luis Bru

Por supuesto que existe una relación entre inmigración e incremento de la inseguridad y la delincuencia. Actualmente, la población reclusa ha alcanzado niveles récord. En octubre de 2016, el total de recluso en las cárceles era de 60.175, de los que 55.636 son hombres y 4.539, mujeres, según datos oficiales de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.

De esos 60.175, el total de extranjeros que el contribuyente español ha de mantener en las prisiones es de 17.147, de los que 15.861 son hombres y 1.281 mujeres. 1 de cada 3,2 reclusos en nuestras cárceles es extranjero. Una relación, ciertamente, alarmante, que implica un fuerte incremento de la delincuencia y la criminalidad derivado de la inmigración.

Según datos del Ministerio del Interior, el 25% de la población reclusa extranjera es de nacionalidad marroquí; de los algo más de 300 asesinatos que se cometen al año en España, el 18% son cometidos por marroquíes.

El contribuyente español paga, muy cara, la estancia de las cárceles de personas que han venido a delinquir. En concreto, esos 17.147 presos cuestan más de 406 millones de euros anuales, pues el coste anual por preso está estimado en 23.725 euros.

Todas estas cifras, tendrían un importante incremento, en cuanto a relación con la emigración, si hubiera datos de reclusos nacionalizados, dada la facilidad para obtener la nacionalidad española: 2 años de residencia para sudamericanos, 5 para ‘refugiados’ y 10 para el resto.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, entre 1998 y 2008, la población reclusa de nacionalidad española creció de forma neta en 12.137 personas (encarcelados menos excarcelados). En el mismo periodo de tiempo, los nuevos presos netos de nacionalidad extranjera fueron 18.665, los cuales supusieron el 61% del total de los nuevos reclusos, pese a que en ese intervalo de años, en promedio, los extranjeros empadronados en España fueron sólo alrededor del 6% de la población residente. ¡El 6% de la población ‘aportó’ el 61% del incremento de reclusos!

Con esos porcentajes, la probabilidad media de que un extranjero fuera uno de los nuevos presos netos entre 1998 y 2008 fue más de 20 veces superior a la de un español.

Como indica a Rambla Libre un funcionario de prisiones, “tenemos, en cada cárcel, presos de todas las nacionalidades y algunos de los senegaleses llaman a sus casas diciendo que viven muy bien, que comen tres veces al día”. Un peculiar efecto llamada.