Editorial.
Los Gobiernos de medio planeta, especialmente de las naciones tenidas por civilizadas y democráticas, está infectando con veneno de muerte deliberadamente a sus poblaciones, las están exterminando mediante la muerte y la esterilización. Esta es la terrible realidad que amenaza con aniquilar a la población mundial o dejar muy mermada a la raza blanca. La magnitud del genocidio, la extensa culpabilidad de las llamadas organizaciones internacionales, de los gobiernos, de los parlamentos, de las organizaciones, de los servicios de salud hiela el alma.
Instinto asesino y genocida contra sus pueblos
Utilizando como sus perros de presa a sus policías se han desbocado en su instinto asesino y genocida contra sus pueblos. En Australia, por eso ilustramos este editorial con la imagen de su totalitario y genocida primer ministro, Scott Morrison, es donde se ha llegado más lejos, con campos de concentración y sus policías como auténticos nazis, yendo por las casas de sus ciudadanos. Un furor asesino se ha desatado en medio mundo que no para ni ante las mujeres embarazadas, ni ante los bebés lactantes, ni ante los inocentes niños, ni ante los adolescentes, en un plan de asesinatos y sacrificios humanos que no puede ser designado como otra cosa como un plan satánico ubicuo.
Como Luys Coleto, «Gobiernos genocidas, ya ni siquiera mantienen las mínimas apariencias legales. El estado de derecho o las libertades individuales, absolutamente difuminadas. Marionetas de élites psicopáticas, llevan a cabo un exterminio poblacional masivo en todo el planeta».
La especie humana no se ha visto en tanto peligro, con el enemigo exterior e interior
La especie humana no se ha visto en tanto peligro. El enemigo es ubicuo, es exterior, Bill Gates, Anthony Fauci, pero es interior: todos los partidos, en mayor o menor medida, todas las instituciones, todas las fuerzas de seguridad, todas las organizaciones médicas, todos los servicios de salud, el presidente del Gobierno y sus colaboradores, los presidentes autonómicos, sin excepción, siguen el dictado de un solo amo y están empeñados en matar al mayor número de ciudadanos, al mayor número de niños, con una saña diabólica. La codicia, unida a la irrestricta corrupción y la estricta maldad se enseñorean mediante la mentira y la propaganda. En España, una exministra y su lacayo del colegio médico, se marcha de un debate porque no soporta que se cite la cifra de 40.000 muertos por efectos adversos de la timo vacuna, datos oficiales, mientras balbucea que no quiere «ser cómplice», ¿de qué? La irracionalidad se trata de imponer por todas partes como discurso oficial, como versión única, con la censura de las redes coadyuvando.
La enfermedad no está fuera sino que se infecta dentro de los cuerpos
La realidad es triturada. Y confirma los más negros presagios: la vacuna es un arma de bio terrorismo, inyecta veneno en las personas, provoca la aparición de variantes, de forma que una plandemia hinchada, inventada y en sí acabada, para justificar la adquisición en grandes cantidades de timo vacunas, están pasan a ser las transmisoras y a extender la proteína Spike a grupos de población más jóvenes y a los lactantes, que no tenían ningún riesgo. En Australia, todos los hospitalizados tienen la pauta completa, menos uno que había recibido un pinchazo. No se quiere ver que han sido infectados deliberadamente por sus Gobiernos, que responden a sus mentiras con mayores dosis de represión. El pasaporte verde o covid representa el fin de las libertades y se ha instaurado en Francia como en Suiza, en Alemania como en Canadá, en Bélgica como en Australia, en Italia como en Nueva Zelanda.
Los Gobiernos son los que infectan a las poblaciones, la proteína Spike no está fuera, aunque algunos sigan con el bozal, símbolo de su esclavitud asumida por el miedo, está dentro de sus cuerpos, inyectada por una enfermera. En algunos casos se habla de «cazar» a los que rechazan ser tratados como borregos llevados al matadero o ir voluntariamente a Auschwitz. La locura genocida no conoce límites y quiere más sacrificios humanos. La resistencia es, desde luego, creciente, y en muchos casos más valiente y desesperada. Se enfrenta con los perros guardianes. Recurre a la Justicia. En Rumanía han tenido que cerrar los lugares de exterminio, en Bulgaria no se inyecta el veneno de muerte nadie, 3o Estados de la Unión han firmado leyes contra el maldito pasaporte y la obligatoriedad del sacrificio, que trata de imponer la fraudulenta y satánica administración Biden y el partido luciferino demócrata.
El gran ajuste de cuentas
Este genocidio planetario, que tendrá todo su efecto demoledor cuando una ola infecciosa prenda en cuerpos con su sistema inmunológico innato destruido, no parece en disposición de pararse. Por sus dimensiones, por sus cifras, abruma; por su maldad, enerva. Sólo queda señalar a los culpables, los Gobiernos democráticos y los medios de propaganda, para el día, que avizoramos más pronto que tarde, del gran ajuste de cuentas.