Mike Sala.
La propaganda no entiende de sentimientos, ni de principios, ni de causas nobles. La propaganda es manipulación. Y si para manipular hay que presentar a los muertos como héroes o como villanos, eso tan solo depende de la estupidez del pueblo que la consume y de las circunstancias. La muchacha fallecida hace unas horas tras haber recibido un disparo en el Capitolio de Washington D.C. ha recibido el más triste epitafio por gentileza de CNN. En un breve comentario, más en tono de reproche que de condolencia, de uno de los presentadores de ese medio se ha planteado si la joven, veterana de la fuerza aérea, no estaría viva de haber hecho caso a las indicaciones de la policía del Capitolio. Nunca un detenido de Antifa o de BLM, nunca Floyd George fueron puestos en tela de juicio de un modo tan frio y cruel en esta cadena izquierdista de TV. La propaganda es lo importante, y el objetivo a conseguir es lo primordial.
Aunque aún no está claro quién instigó realmente la irrupción de manifestantes en el Capitolio, alrededor de media noche hora española se reanudó la sesión de votación de la cámara legislativa y unas horas después la mayoría del Congreso ratificó a Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos. Mike Pence leyó el recuento oficial en el que Joe Biden obtuvo 306 votos contra 232 de Donald Trump. Las deliberaciones sobre si aprobar o no las objeciones a los votos electorales presentados por los estados bajo sospecha de fraude terminaron como estaba previsto que sucediera desde el día en el que Mitch McConnell, Mike Pence, Mitt Romney y otros republicanos anunciaron que no apoyarían a Donald Trump, en una decisión que más parecía un enfrentamiento personal contra un Presidente maldito para el estado profundo que un verdadero interés por defender a los votantes republicanos.
Para el conglomerado izquierdista de políticos, medios de comunicación, redes sociales y grupos de presión no parece haber importado mucho que Donald Trump haya prometido una transición ordenada de poder presidencial a Joe Biden. La propaganda, que al fin y al cabo es lo que cuenta, ha estado más ocupada en censurar los mensajes de Trump en las redes pidiendo a sus partidarios que respetaran a la policía y volvieran a sus casas en paz, mostrando a un hipócrita Barack Obama acusando falsamente a Trump de ser el incitador de la violencia y satanizando a sus seguidores, o dando cancha a Chuck Shumer que en su delirio ha comparado lo sucedido en el Capitolio con el ataque a Pearl Harbour. En medio de toda esta psicosis demócrata nadie parece advertir que si una red social como Twitter es capaz de censurar sin motivo al Presidente de los Estados Unidos… ¿qué no estarán dispuestas las redes a censurar a los conservadores a partir de este momento?
Todavía a estas horas corren muchas noticias por confirmar y otras tantas que son deliberadamente falsas. Pero lo que sí es rigurosamente cierto es que, frente a la euforia de los demócratas que ya ven a Joe Biden y Kamala Harris en la Casa Blanca, la profunda decepción de docenas de millones de norteamericanos se centra en el sistema judicial que ha mirado para otro lado, en ocasiones demasiado descaradamente, evitando poner en claro el inmenso fraude electoral cometido, y en el amplio sector del Partido Republicano que ha preferido conservar sus puestos bien remunerados en las cámaras federales y estatales en lugar de enfrentarse a un partido demócrata definitivamente escorado hacia una ultraizquierda anti patriota que ha logrado enfrentar al pueblo americano y ha conseguido extender los tentáculos de la agenda globalista desde las más altas instancias hasta una sociedad que en buena parte ya prefiere abandonarse al asistencialismo en lugar de abrirse paso a base de fe, trabajo arduo y firmes principios.
¿Qué le queda por hacer ahora a Donald Trump? Hace escasos momentos su jefe de gabinete, Dan Scavino, ha publicado un Tweet compartiendo una declaración del todavía Presidente Trump, quien tiene censuradas sus cuentas en Twitter y Facebook:
“Aun cuando estoy en desacuerdo con el resultado de las elecciones y los hechos me avalan, habrá una transición ordenada el 20 de enero. Siempre he dicho que continuaremos nuestra lucha para conseguir que sean contados únicamente los votos legales. Aunque esto representa el fin del primer mejor mandato en términos de historia presidencial, solo es el principio de nuestra lucha para hacer a América grande de nuevo”.