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La Justicia en España es una mierda y el juicio Gürtel, una farsa

Redacción




Imagen del juicio farsa de Gúrtel. /Foto: RTVE.es.
Imagen del juicio farsa de Gúrtel. /Foto: RTVE.es.

Enrique de Diego

El término es escatológico pero es el más apropiado: la Justicia en España es una mierda. Me resulta desagradable tener que expresarme en tales términos, pero mucho más desagradable es la realidad que describe: una Justicia al servicio de los poderosos y corruptos, con completa ruptura de la igualdad de todos ante la Ley. Y el juicio Gürtel es una farsa vomitiva que provoca náuseas.

Puede haber una Justicia injusta, con doble vara de medir, con doble moral, la española reúne todas esas condiciones. Está para retirar de las calles a los inadaptados y a los enfermos mentales, porque no hay recursos para ellos, y para proteger a los privilegiados y a los corruptos, contra cualquier disidencia que amenace el statu quo. Me da asco.

Se ha saqueado a una sociedad, se ha hundido a una nación con la aquiescencia, el silencio y la complicidad proactiva de la Administración de Justicia, que es, parafraseando a Napoleón sobre Tayllerand, un saco de mierda revestido de toga. Se ha robado a manos llenas en las cajas, en cada una de las instituciones, ser honrado se ha convertido en un billete para la ruina y el ostracismo, mientras jueces y fiscales han estado bien atentos a su carrera al dictado de los políticos corruptos. Como diría Jean Paul Sartre: la náusea.

Recuerdo lo que me contaba el pájaro de cuenta de Federico Trillo de que tuvo que quitar el teléfono fijo de su casa por la cantidad de llamadas que recibía de jueces y magistrados ofreciéndose a servir al partido por un puesto en el Consejo General del Poder Judicial o por un ascenso. Cuanto más arriba en la Justicia, más mierda. Aunque la mierda desborda ya en el primer escalón. La mierda ya es abundante nada más salir de la Escuela.

Veamos, dentro de esa gran plasta, la mierda del juicio sobre Gürtel, una mierda dentro del pozo ciego de la Justicia española:

1.- El juicio empieza diez años después del comienzo de las investigaciones en noviembre de 2007. Ha dado tiempo a romper los ordenadores de Luis Bárcenas. A que muevan el dinero, lo lleven y lo traigan, a que destruyan pruebas. Esto no es una Justicia lenta, es tediosa, paralítica, catatónica, una simple vergüenza que produce arcadas.

2.- En el banquillo no se sienta un solo político. Sólo el tesorero del PP y con un aire tecnocrático, cuando son los políticos los que también se han beneficiado y se lo han llevado crudo.

3.- Ni tan siquiera el Tribunal ha considerado conveniente que declare como testigo Mariano Rajoy Brey. Según José Luis Peñas, quien destapó la podrida caja de Pandora, “Mariano Rajoy es el máximo responsable de la Gúrtel”. Rajoy cobró de la caja B, alimentada por la Gürtel, 373.940,81 euros, más algo más de 20.000 euros en trajes y corbatas.

4.- Tampoco se sienta en el banquillo de los acusados Federico Trillo, que cobró en B 128.413 euros por sus oscuras gestiones para que se diera carpetazo, como se hizo en el nefando Tribunal Superior de Justicia de Madrid, por el fallecido juez Pedreira.

5.- José Luis Peñas, el denunciante, sí se sienta en el banquillo con una petición de cuatro años de cárcel: buena medida disuasoria para que a nadie se le ocurra en el futuro denunciar nada.

6.- Todavía se debate si los beneficiarios han sido los ayuntamientos de Boadilla y Pozuelo o el PP, cuando es obvio que Gürtel es el aparato logístico del PP.

7.- ¡Diez años después! Se está asumiendo que Francisco Correa era un “empresario” que pagaba comisiones a Luis Bárcenas para obtener los contratos de las campañas, en competencia con multinacionales. Cuando Correa fue quien organizó la imperial boda de la hija de Aznar, alguien de la famiglia.

En toda la farsa cotidiana, que conlleva el suicidio de España y que va camino de tragedia, el juicio de Gürtel es la gota que desborda el vaso, la última ponzoña que desborda el pozo ciego, la última tomadura de pelo a una nación pastueña que se ha acostumbrado a ser esquilada, como ovejas, y a ser esquilmada, como siervos.