Editorial.
No es una simple anécdota, sino que se eleva a categoría. Un guardia civil impide el paso a una mujer, de malas manera, com prepotencia, por el mero hecho de pretender caminar por la calle, a lo que se ve, privada de Pablo Iglesias. Pasa a la agresión, con el rostro tapado, como los delincuentes. Amenaza con detenerla. Por último, asumiendo el Cuerpo su comportamiento, presenta denuncia en los Juzgados. Conviene ver de nuevo el vídeo, para entender -ironía- el grave peligro que representan las dos jubiladas para su inexistente perímetro de seguridad.
Conviene tener en cuenta que esta no es la Guardia Civil que luchó con bravura y con honor contra ETA. Es una Guardia Civil degradada, los perros guardianes de la casta política. No está al servicio del pueblo, que es quien a la postre les paga, sino del Gobierno. Hay que tenerlo en cuenta y dejarse de tanto «¡Viva la Guardia Civil!».