Enrique de Diego.
Mereces, Pedro J, que te escupan a la cara con coronavirus; no que te meen, que eso sabemos que te gusta. Y a Salvador Illa que le corran a gorrazos. Allí, en el Casino, estaban los más mierdas de España, los que se creen por encima del bien y del mal, los fariseos, raza de víboras, guía de ciegos, que votan y aprueban normas para los demás, que no se pueden reunir más de seis personas, pero ellos no las cumplen.
Que todos debemos llevar mascarilla, y tú no la llevabas, ni el pozo de mierda, de Nieves Arrimadas, ni el pozo de mierda de Teodoro Gómez Egea, ni Edmundo Val, ni Pablo Montesinos, ni se cuidaba la distancia de seguridad, que recomienda el estulto Illa, ni se cuidaba ningún de protocolo, que es como llaman los señoritos a la dictadura, que ellos se saltan cuando les apetece que para algo son la casta y hacen lo que les viene en gana.
¡Ojalá se hunda El Español y toda la mierda y la centralidad que representa! ¡Ojalá no lo lea nadie, pero nadie, nadie, y no te compren las corbatas de baratillo con las que promocionas el ser suscriptor, un título de indignidad! Porque te has cachondeado de todo el mundo, de la gente que sufre, insensible macarra, que tiene que cerrar su negocio, que tiene que recibir celebraciones de no más de seis personas…¿Qué no has entendido, Pedro J, de no más de seis personas? Claro que luego vas siempre meando agua bendita laica y sueltas de «estábamos celebrando en un entorno de tristeza»; encima, recochineó.
¡Ojalá os pudráis tú y los ochenta, según tú, que celebrabais tan ricamente y con tanto jolgorio y a mogollón y sin mascarillas, saltándose todas las normas, los que las ponen, pesados fardos sobre las espaldas de los demás, «en un entorno de tristeza»! La marisabidilla de Isabel Díaz Ayuso, el fantasma de Almeida, haciéndose siempre el sentido, y Pablo, Pabñito, Pablete, el cagica, y todos y cada uno los que te han ido a hacer el rendez vous y a lamerte el culo, que te coors del gusto, que tu ego lo necesita, aunque sea sórdido y depravado, ciscándose en todos los españoles, en los que han tenido que cerrar el negocio. Que no tenéis más dignidad que los del botellón, aunque vosotros brindéis con Moet Chandon y con Jack Daniels, soplagaitas, que sois todos unos soplagaitas y unos hipócritas..
Y luego la ministra María Jesús Montero cagándola intentado justificar que «se ha atendido a la prevención y los protocolos» que para estos acontecimientos tiene marcados la Comunidad de Madrid. ¿Qué no has entendido, ministra, de que no se pueden reunir más de seis personas, uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis? Y que claro, de ahora en adelante habrá que tener en cuenta para evitar «nuestra presencia física». Como la Armengol, a latas horas de la noche tomando copas, mientras los demás encerrados, en vuestro toque de queda, restringiendo libertades que vosotros, los privilegiados, gozáis de pleno.
Eres un cantamañanas, Pedro J, un ego con tirantes, te has mostrado como el periodista de la casta parasitaria y el Estado de Partidos; eres un indeseable que deberías pedir perdón. Toda esa mierda reunida por ti me hace vomitar. Os habéis puesto en evidencia. Estáis de más.