Enrique de Diego.
Inma Sequí es toda una referencia en el identarismo español, hacen Hacer Nación, pasa revista en esta entrevista a las cuestionar fundamentales y los problemas que acucian a la sociedad española.
- Militas en Hacer Nación y te defines como identitaria… ¿Podrías definir la identidad española?
No es para nada sencillo hablar de la identidad. Al contrario de lo que la gente cree, empezando por aquellos que dicen defenderla, la identidad no es una cuestión simple. Cuando hablamos de identidad, no nos estamos refiriendo a otra cosa que al sentido de pertenencia a la Nación, entendiendo a esta como una comunidad de personas que comparte una historia y una cultura común dentro de un mismo territorio. Esto es algo que en las sociedades tradicionales no se cuestionaba, pero sí en la actual era moderna, en la que impera el individualismo y en la que todo se reduce a los dictados del mercado, patrocinados por las fuerzas norteamericanas de la globalización, que buscan el desarraigo y la desestructuración de los pueblos.
- A los riesgos del separatismo vasco y catalán, ¿se han sumado otros riesgos a la identidad española?
Sí, claro. Las causas por las que nuestra identidad se ha vuelto tan débil son muchas: desde los nacionalismos periféricos hasta la destrucción fruto de la globalización de las filiaciones tradicionales premodernas que, una vez, construyeron las bases de nuestra identidad. Los españoles se sienten cada vez menos parte del grupo y son cada vez más individualistas y cosmopolitas.
- El multiculturalismo, ¿ha sido un éxito o un completo fracaso?
Evidentemente, un fracaso gigantesco. Incluso Mekel se vio obligada a admitirlo ante las juventudes de la CDU hace ya una década.
- España tiene un problema de natalidad. Los jóvenes y adolescentes que ven por las calles no piensan en ser madres y padres…
Se trata de un problema antropológico. El individualismo hiperconsumista triunfante no necesita a la familia, el estilo de vida globalizado no requiere de hogares estables. Para el sistema capitalista imperante, lo familiar, la posibilidad de tener hijos, supone un estorbo a la hora de cumplir los sueños publicitados día y noche por los medios de comunicación. Es por esto que todos aquellos que han visto en el discurso inmigracionista una oportunidad para obtener un beneficio político, y hablan continuamente de lo malísimo de la inmigración sin criticar el capitalismo, deberían cerrar la boca.
- Sin embargo, la población musulmana es demográficamente muy fértil…
Así es. Hace unos meses leía una entrevista al cardenal Boutros Raï, el patriarca maronita, en la que analizaba este problema con mucho tino. Lo que venía a decir, es que los musulmanes cuentan con dos armas para conquistar Europa: su fe y su tasa de natalidad. Si nos paramos a pensar, está en lo cierto. Para los musulmanes la práctica de su fe es esencial, conocen el Corán de memoria y acuden sin excusa a rezar cada viernes. Los cristianos, en cambio, no nos tomamos en serio nuestra fe ni damos importancia a los hijos. Tampoco me malinterprete, esto no es exactamente una cuestión religiosa. Los musulmanes identifican todo lo que viene de Occidente como cristiano, y conocen bien nuestro problema de natalidad, y nos ven como un enemigo débil. Y con razón. Para ellos, el número, la cantidad de hijos, es una ventaja para lograr su fin último, la expansión del Islam. En cambio, España y, en general, Europa, a excepción de los países del Este, aún no es consciente del enorme problema que supone para nuestra civilización, por un lado, abrir las fronteras y los brazos al Islam y, por otro, no fomentar la natalidad.
- ¿Se está preparando el terreno para un choque étnico, para una guerra de razas?
No sabría decirle. Para ser sincera, no sé si plantearnos esta cuestión tiene mucho sentido. Una guerra, una defensa de lo propio, requiere de coraje, de un espíritu épico, de la aspiración a una España mayor. Requiere que los españoles aún crean en su país y en la idea de la nación. Muy a mi pesar, no es eso lo que yo veo. Salvo alguna bendita excepción, como en casi todo.
- Iban a pagarnos las pensiones y éstas están en peligro…
Eso es lo que nos han intentado hacer creer. Nos han intentado a ver creer por activa y por pasiva que necesitamos a los inmigrantes para hacer frente a las pensiones, cuando una vez que llegan a España reciben todo tipo de ayudas; que los inmigrantes serían jóvenes sanos, cuando la realidad es que han reaparecido enfermedades que habían sido erradicadas hace años, o que la relación entre inmigración y delincuencia era un mito, cuando no hay un día en el que no amanezcamos con un nuevo caso de violación, un robo con violencia o una cuchillada.
- ¿Por qué crees que el Gobierno hace un efecto llamada a la inmigración?
Lo que yo creo es que la izquierda progresista busca en la inmigración ilegal un nuevo impulso electoral. De hecho, el 14 de marzo, el día que se decretó el Estado de Alarma en nuestro país, Pablo Iglesias propuso entregar permiso de residencia y trabajo a todos los inmigrantes ilegales que estuvieran en España y otorgar la nacionalidad a los que ya contaran con ese permiso. Estamos hablando de unas 600.000 personas. Tampoco nuestro Gobierno está haciendo nada diferente a sus homólogos europeos. El efecto llamada es una política multicuturalista hija de la globalización.
- ¿Qué papel cumplen las ONG? ¿Qué opinas de Open Arms?
Las ONG son los taxis del Mediterráneo, y colaboran directamente con traficantes de personas como los Al Biya Boys, que son quienes deciden quién pone rumbo a Europa desde Libia y quién no. De hecho, hace un tiempo, el alto funcionario de la Guardia Costera Libia afirmó tener pruebas en forma de datos bancarios y registros telefónicos que mostraban que las ONG estaban pagando a bandas criminales para transferir inmigrantes a Europa. Mi opinión en cuanto a Open Arms y su fundador, Óscar Camps, puede imaginársela. La que puedo tener de cualquier banda de delincuentes, aunque la Justicia no actúe contra ellos.
- ¿Y la Open Society y George Soros?
Europa lleva años siendo atacada por la filantropía de personajes como George Soros, partidarios de las “sociedades abiertas” en busca de la homogenización cultural para aumentar sus cuentas de resultados. En el caso concreto de la inmigración, existe una extensa red de activistas y colaboradores financiados directamente por la Open Society. En Italia, por ejemplo, en esta red participan desde exministras como Cécile Kyenge, responsable directa de la política italiana de inmigración masiva, a grupos de apoyo que promueven la censura a los medios de comunicación desfavorables a los recién desembarcados.
- Hemos visto que a los inmigrantes irregulares no se les exige cuarentena, ni ninguna de las normas sanitarias que todos los españoles cumplimos. ¿Por qué?
Eso no es del todo así. Y digo del todo, porque a los inmigrantes recién llegados se les practica test rápidos y pruebas PCR, cosa que a los españoles no. Tampoco yo llamaría cuarentena a lo que el hacen con estos individuos, que en lugar de ser devueltos a sus países de origen o, en el peor de los casos, trasladados a centros de acogida, son llevados a complejos turísticos de lujo.
- Los MENA son objeto de conflicto. ¿Cómo se puede resolver?
Mandándoles de vuelta a casa.
- Tú, Inma, fuiste una referencia nacional de Vox en los primeros tiempos: cabeza de lista más joven a una capital de provincia, Vicesecretario de Juventud a nivel nacional… En Twitter hay muchas personas que dicen que les gustaría que volvieras.
Mire, yo a VOX me afilié el mismo día que me hice con la mayoría de edad. Con 18 años, por mucho que uno crea que de todo sabe, la realidad es que no tiene idea de nada. No me arrepiento de mi paso por VOX, pero tampoco hay día que no celebre mi marcha, por lo que este tipo de mensajes pueden llegar a halagarme, pero no me distraen de mi objetivo ni me desvían de mi camino.
- Te has adherido al Manifiesto por la República Constitucional porque “es lo que precisa la Patria”. Estoy de acuerdo, pero quiero que me lo expliques tú…
Sí, lo que ya hablé con usted. Estoy de acuerdo con la mayoría de los puntos, puesto que conducen a liquidar el funesto régimen del 78, pero también hay algunos que no comparto, como el del cierre de las facultades de Ciencias Sociales, al que no veo demasiado sentido, o el de apostar por la economía de mercado, cuando lo que necesitamos es un modelo económico que proteja al producto español y un plan de reindustrialización.
En efecto, hablamos por teléfono y expliqué que no deben interpretarse diversos conceptos en un sentido liberal. Por ejemplo, el libre comercio puede darse entre iguales, pero a China o a Marruecos hay que ponerle aranceles fuertes; no podemos, además, delegar la producción y no tener cosas tan sencillas como las mascarillas; todo lo que sea proteger al producto español y la necesaria reindustrialización, bienvenido sea.