Luis Bru.
Pedro J Ramírez es un pésimo periodista, no tiene empacho en mentir cuando le viene en gana y carece de límites morales para conseguir sus fines. Lo ha demostrado el 11 M hasta la saciedad. Es un relativista moral que encarna los riesgos de esa fatal doctrina, por la que la moral ha sido subvertida y todo vale con tal de conseguir el éxito. No hubo principio ético que no se saltara. No le importaron las víctimas, ni el sufrimiento provocado –la primera esposa del comisario Rodolfo Ruiz se suicidó porque no pudo aguantar la presión mediática y entró en depresión, sus últimas palabras, su testamento vital fue: “Pedro J y Federico son unos hijos de puta”-, ni los medios utilizados, porque el fin justifica los medios.
Pagó por entrevistas, puso abogados a los que le resultaban más interesantes para su objetivo, la conspiranoia, haciendo escarnio de las víctimas y sus familias, sin tener en cuenta que había 193 muertos. Es más, Pedro J pagó al abogado de Jamal Zougam, condenado por asesinato múltiple y detenido en la cárcel por montar una red con finalidad asesina del estado islámico. El pozo de inmundicia en que degeneró Pedro J llegó a la indignidad, con Casimiro García Abadillo, otro sobre el que cae la maldición del 11 M, cuyo digital El Independiente va fatal, intentó comprar usando y abusando de su pobreza a dos pobres rumanas, testigos protegidos, para que cambiaran su testimonio, favoreciendo a Jamal Zougam. ¡Qué asco de personaje!
«Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española». El ex minero José Emilio Su árez Trashorras, quien facilitó el explosivo con el que los terroristas del 11-M perpetraron el atentado más grave en la historia de España, se desahogaba así en la cárcel, en marzo de 2005.
El abogado del sirio Basel Ghalyoun «El Mundo le dedicó diversas atenciones al tiempo que insistió en tener una entrevista con él o, al menos, una carta suya. La madre intentó convencerle para que lo hiciera. A partir de octubre de ese mismo año, Ghalyoun y sus familiares empezaron a hablar de envíos de dinero para pagar a su abogado y para que él dispusiera de dinero».
El abogado de Zougam, Abascal, 50.000 euros pagados por El Mundo. Aun cuando el nuevo abogado todavía no estaba formalmente contratado, comenzó a aportar a la familia de Zougam información sobre las noticias que se «cocinaban» en El Mundo. Abascal recomendó ese miércoles 29 a Mohamed que el lunes siguiente, día 4 de diciembre, comprara el periódico y mirara lo que se iba a publicar. ¿A qué se refería? Zougam avanzó, en otra conversación en la cárcel tres días más tarde, el sábado 2 de diciembre, de qué podía ir la cosa. Señaló que ya le había advertido a su abogado sobre «ese imán mentiroso que colabora con la policía». Y añadió: «Le dije que mintió y que yo no lo conocía de nada». Zougam se refería a Abdelkader Farssaoui, alias Cartagena, confidente de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía. El acusado explicó que el letrado (Abascal) les había recomendado que compraran el periódico para ver la noticia sobre el asunto. En efecto, el lunes 4 de diciembre de 2006, El Mundo abrió su Abascal se convirtió en el letrado de Jamal Zougam. El 24 de diciembre de 2006, Aicha y su hijo Jamal hablaron sobre el nuevo abogado. La madre no lo conocía. La minuta la pagó El Mundo. Es decir, Pedro J.
En nombre de su otro defendido, Basel Ghalyoun, Abascal acompañó su escrito de defensa con una fotografía de un temporizador utilizado por ETA e incautado por la Guardia Civil en el que se podía leer Segurtasun Temporizadorea (ST) en lugar del temporizador hallado en uno de los registros que siguieron a los atentados del 11-M. Abascal es una persona didáctica. Acompañó la foto con la siguiente reseña: «Nadie más que ETA usa estos temporizadores marcados con la sigla ST». ¿Una chapuza sin importancia? No. Este asunto saltó al juicio oral el 20 de febrero de 2007, cuando el letrado de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M preguntó a uno de los acusados, Hassan El Haski, por los «segurtasen temporizadorea».
El 23 de enero de 2007, la Audiencia Nacional aceptó, para evitar un recurso de nulidad del acusado Zougam ante el Tribunal Supremo, que comparecieran tres de los siete etarras: Vidal, Badillo y Parot.
El «mazazo» de la citación de tres etarras. Al día siguiente, el 24 de enero de 2007, la madre de Zougam y su hijo hablaron en prisión de las consecuencias de la decisión conocida ese día de que comparecieran como testigos en el juicio los tres etarras. «Es un mazazo», señalaron. La mujer añadió que, según comentarios de la fundación FAES del Partido Popular, «las víctimas van a recibir un jarro de agua fría». En la misma conversación se refirieron a la difusión que de la noticia había dado Telemadrid. El presidente del PP, Mariano Rajoy, al ser preguntado por la citación de los etarras, señaló: «La decisión del tribunal de la Audiencia Nacional es de enorme relevancia». En la vista oral, el testimonio de los tres etarras fue totalmente irrelevante.
A juzgar por las conversaciones de Zougam y su familia en la cárcel, la preocupación por quién iba a pagar al abogado Abascal desaparecieron en las fechas previas al juicio. El 7 de febrero, a una semana de la vista, Aicha y su hijo Jamal lamentaron la escasa suerte del resto de acusados que tenían abogados de oficio y no contaban con 50.000 euros para pagarse uno propio.
La madre de Zougam, según las conversaciones grabadas en la cárcel, mantuvo una fluida relación con otro periodista que trabaja para El Mundo, la Cope y Libertad Digital y que es autor de varios libros en defensa del bulo de la conspiración. Aicha decía sentirse muy satisfecha por la actuación de El Mundo. Zougam comentó en varias ocasiones los consejos que le había dado un «gran periodista» de ese diario. Y llegó a desconfiar de su abogado Abascal.
Pero cuando el desfonde moral del relativista que es Pedro J intentó que dos testigos protegidos —dos mujeres rumanas— en el caso por los atentados del 11-M se retractasen de su declaración y exculpasen a Jama Zougam como autor material de la masacre. Les ofrecieron mejoras en el trabajo y ayuda para que una caja de ahorros no desahuciase a una de ellas de su piso, además de camisetas del Real Madrid. Las dos testigos se negaron al enjuague, porque habían dicho la verdad en el juicio y han denunciado presiones de los periodistas.
En el documento manuscrito por la otra testigo se explica que ella contó al periodista de El Mundo que tenía muchos problemas, que su padre estaba muy enfermo, que estaba a punto de perder el piso y que no tenía ganas de hablar con nadie ni de salir en los periódicos. Al poco tiempo, relata, le volvieron a llamar para decirle que le podían ayudar con el piso y con un trabajo para su hija. “Me ha preguntado por Zugam (Jamal Zougam). He quedado sorprendida, primera vez no caí, pero luego me ha dicho que sabe que estoy testigo protegido y como puedo acusar al Zugam y si puedo dormir tranquila sabiendo que un inocente está encerrado , que está gritando que es inocente y su madre ha dicho que estaba en casa, y ellos creen que está inocente. Le he dicho que yo no dicho ninguna mentira”.
“Se comportó muy agresivo para intimidarme, me presionó que le vi la foto en periódico, por qué he declarado tan tarde, que me ha obligado la policía, que mi amiga, que me ha ofrecido papeles, que nacionalidad, que papeles para mi hija, que dinero. Le he contestado que los papeles yo y mi marido los tenía en 23 de marzo 2004; nacionalidad no tengo ni lo pedido nunca; a mi hija los papeles han salido denegadas y dinero lo que ha dado al grupo que pertenezco”. Agrega que si reconoce que se ha equivocado que siempre van a estar a su lado y la van a ayudar. “Si colaboro con ellos me ayuda, pero yo también le tengo que ayudar porque ellos creen que Zugam es inocente. Le digo que si para ayudarme con el piso yo tengo que decir lo que dice ellos, que no me ayude con nada”.
Poco tiempo después, según el documento, le llamó Joachim y le dijo que lo del piso “ya está arreglado. Ha hablado Casimiro [previsiblemente Casimiro García Abadillo, vicedirector de El Mundo] con el director de Barcelona [la hipoteca de la testigo es con una caja catalana] y no voy a quedar morosa, pero esto es un arreglo entre ellos que es ilegal y no puede dar nada por escrito, pero si ha prometido va a cumplir si no Casimiro le puede hacer mucho daño con el periódico”.
“Luego ha dicho que es seguro que en las elecciones va a salir el PP y se va a abrir el caso (del 11-M) y es mejor que reconozca que me he equivocado porque ellos me van a ayudar y apoyar siempre. Le digo que por mí, que se abra, porque no tengo nada que ocultar y no he mentido”.
Pedro J se saltó, con total desparpajo, todas las normas morales. No hubo una que respetara, como relativista que es, un “amoral”, como lo tildó Felipe González. Pero no escapará a la terrible maldición del 11 M. Ya está en curso.