Luis Bru.
Siempre ha querido ser influyente, se ha creído el perejil de todas las salsas, el fazedor de presidentes de Gobierno, pero ha perdido toda influencia. La vida política nacional va por un lado y él, despistado, va por el otro. Ha querido tener un partido a su servicio, Ciudadanos, y un líder a su dictado, Albert Rivera, y ha terminado llevando al desastre a ambos: 10 diputados y Rivera dimitido; el partido surcado de conflictos e Inés Arrimada fuera de Barcelona cuando se le necesita allí. Le queda Ignacio PaniAguado haciéndole caso. Manuel Valls haciendo el bobaína con un partidillo de medio pelo.
Propugnó a capa y espada la gran coalición con el PSOE del PP y Ciudadanos, y lo que ha salido es la coalición de PSOE con Unidas Podemos y el respaldo de Esquerra Republicana de Cataluña, con una mesa de negociación y una consulta o referéndum bilateral sobre los acuerdos de lo negociado. Gatillazo monumental. Llegó incluso, para frenar la estampida de suscriptores, unir unas supuestas nuevas suscripciones a la posiciñon favorable a una gran coalición constitucionalista, No tiene influencia alguna, no controla la marcha de los acontecimientos, creerle es ir al fracaso más absoluto. ¿Dónde ha quedado el Pedro J que usó su influencia para mentir sin escrúpulos en torno al 11 M, para convertir en un falso héroe a Emilio Suárez Trashorras y en un falso inocente al asesino integrista Jamal Zougam?
Es un juguete roto, un plácido reflejo de lo que fue, un triste eco de glorias pasadas, un simple eco de una voz ya cascada. Se parece bastante a Luis María Ansón, contando las batallitas en programas de televisión del abuelo porreta. Tintado el pelo, tratando de ocultar el paso del tiempo. Comprando una audiencia que no tiene, Sin una exclusiva que llevarse a la boca, sin una primicia que dar. Pedro J ha alcanzado su nivel de incompetencia. Se encuentra en su nivel de influencia más bajo,