Miguel Sempere.
Felipe de Borbón no eludió a Cataluña, que citó entre las principales preocupaciones, y resaltó los valores comunes constitucionales comunes, la diversidad territorial dentro de la unidad. «Confiemos en España», dijo, y se refirió a que se vivan «sin divisiones ni conflictos». Ensalzó el valor de la concordia.
Habló de la «solidez de nuestro Estado» y pidió no caer en «los extremos». Un mensaje que incidió en la autoestima nacional de lo que hemos conseguido juntos en cuarenta años de democracia -referencia a la legitimidad de la transición- y que hizo referencia al Estado social de derecho, en un mundo en cambios profundos. Destacó el carácter europeo e iberoamericano.
Un discuso elíptico pero no descomprometido.