Miguel Sempere.
La Asamblea General Ordinaria de Vox, que tendrá lugar el 23 de febrero (no han faltado los que señalan la coincidencia anecdótica con la fecha del golpe de Estado de Tejero), no será tan ordinaria como estaba previsto. Por de pronto, no se ha informado del lugar donde se celebrará. Las veces anteriores ha sido en el Teatro La Latina, pero es posible que ese aforo se quede pequeño ante la avalancha de nuevos militantes.
Vox es un partido en formación, que carece de estructura. En Andalucía, el número de diputados, 12, ha sido superior al de las personas de la estructura andaluza, 7. En los años de travesía del desierto, el partido que lidera Santiago Abascal prácticamente desapareció de las provincias, quedando la reducida cúpula de Madrid. Ahora la situación es bien distinta. La afiliación se hace directamente a través de la web y desde Madrid se remiten los nuevos afiliados a cada provincia. Todo está en embrión.
No ha habido elecciones internas y los responsables son coordinadores nombrados desde Madrid. No tienen, para bien y para mal, experiencia política. El propio Santiago Abascal ha reconocido en conversaciones privadas que están desbordados y que tendrán que saber diferenciar entre los patriotas y los arribistas. Una de las cuestiones que se vienen comentando es que se daría prioridad a los que tienen antigüedad en la militancia, lo que podría limitar el desarrollo del partido. Aunque está funcionando el programa y la marca –en esto último, como sucedió con Ciudadanos- en las elecciones municipales los votantes suelen tener en cuenta el conocimiento de los candidatos y su sensación de que están preparados para gestionar. Rambla Libre ha podido constatar que hay personas válidas buscando la forma de contactar con las personas de organización del partido, pero todo este movimiento se agita con prevención, porque o bien no saben con quién hablar o encuentran las puertas casi cerradas.
La intención de voto a Vox no hace otra cosa que subir, a pesar de que no hay caras en provincias identificables y todos los criterios van en la línea de que se consulte a Madrid, que es donde está todo el poder de la organización, pero para hacer candidaturas para municipales, autonómicas y europeas el partido tiene que cambiar necesariamente.
En la Asamblea se procederá a aprobar las cuentas, que el partido recalca que han sido auditadas, y aunque no se tratarán temas programáticos, que están claros, se señala una posible reforma de Estatutos para responder a la situación actual que, tras las elecciones andaluzas, es distinta. “Ahora se va a decidir lo que será Vox en el futuro y eso dependerá de los que ahora lleguen”, señala uno de los ideólogos del partido.