Enrique de Diego.
Los nefastos resultados electorales para el PSOE en Andalucía, que le llevan incluso a perder su feudo más tradicional y sólido, representan una clara moción de censura al okupa presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En las urnas andaluzas Pedro Sánchez tiene una medida del hartazgo de los ciudadanos a su estilo prepotente, a su chulería, al tiempo que a su entreguismo a los separatistas.
Pedro Sánchez va a a conseguir que el PSOE desaparezca del mapa. Ha pretendido imponer un programa electoral que no está revalidado por las urnas, viene funcionando como si hubiera obtenido la mayoría absoluta, ha tratado de llevar a su máximo radicalidad al abominable zapaterismo, se ha manifestado mediante las ocurrencias de la corrección política y se ha creído las groseras mentiras sociológicas de José Félix Tezanos. Además, ha tratado de presentarse como lo que no es, como un estadista, con continuos viajes al exterior y uso y abuso de los medios presidenciales del Ejército del Aire. Un presidente penoso y patético.
Pretender reducir la hecatombe socialista a una cuestión regional sería un enorme error de cálculo. Tanto Pablo Casado como Albert Rivera, y también Santiago Abascal, se han implicado por completo en la campaña, dándola un contenido nacional, con el reto separatista al fondo. Pedro Sánchez se ha dedicado mientras tanto a lo que de verdad le gusta: viajar. Pero estamos ante una auténtica moción de censura en las urnas contra el chulo puta de Pedro Sánchez. Las campanas de Andalucía han doblado por él.