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Los únicos votos que cuentan son los de Vox

Redacción




Enrique de Diego.

Si en las elecciones andaluzas sólo pudieran votar los toreros y los aficionados a la fiesta nacional, Vox se acercaría a la mayoría absoluta. El torero Morante de la Puebla es el que se ha mostrado más identificado con el partido de Francisco Serrano y Santiago Abascal. No sólo es el que puso el campo y los caballos para el vídeo viral de inicio de la Reconquista, con música de El Señor de los anillos. También ha hecho personalmente campaña por el partido como un militante más subiéndose a la camioneta y repartiendo propaganda.

No es el único torero que ha mostrado su preferencia por Vox. Lo han hecho también El Niño de la Capea, Vicente Ruiz el Soro, Javier Vázquez, Manolo Méndez el Campanario y Ortega Cano. Un buen elenco, un magnífico cartel. Puede avanzarse que Vox obtendrá más votos que PACMA, el partido animalista que, si bien extraparlamentario, se ha ido situando en posiciones destacadas y ha marcado la agenda del resto de formaciones, que han adoptado una posición tibia y acomplejada. De esa manera, el mundo de los toros se ha ido quedando sin representación, asediado y empeorando su imagen de día a día. Sin embargo, hay cientos de miles de españoles que abarrotan las plazas y millones que consideran esencial la presencia de encierros y corrida en las fiestas patronales. En el Sur de Madrid, para oprobio de muchos jóvenes, Podemos ha ido eliminando la tauromaquia de las fiestas.

Santiago Abascal con Morande de la PUebla, a caballo.

Vox representa una reacción contra esa tendencia y el mundo de los toros va a volver a ser respetado si Vox muestra músculo electoral. Otro mundo que mueve a mucha gente y que se encuentra amenazado es el de la caza. Hace unos meses los cazadores de toda España tuvieron que organizar una jornada reivindicativa. Su aportación a la riqueza nacional, la gran cantidad de practicantes de la cinegética ha dejado de pesar frente a un discurso supuestamente dominante que presenta a los cazadores como presuntos asesinos. Esa campaña contra la caza se va a frenar casi por completo si Vox muestra músculo electoral.

Son nichos electorales importantes que habían sido dejados desasistidos por los partidos de la vieja y aún más por los de la nueva política, que nunca han conseguido entrar en el mundo rural. ¿Cómo va a entrar Podemos si está contra los toros, la caza y la ganadería? Francisco Serrano ha introducido muy inteligentemente la defensa del modo de vida del mundo rural, ligándolo a nuestras tradiciones.

Defender la tradición se ha vuelto revolucionario

La defensa de la tradición se ha vuelto revolucionaria. Ciertos clichés urbanícolas tratan de ser impuestos. Y detrás de ellos van todos los partidos. Vox acude a ese terreno a cosechar votos que precisan urgentemente de representación.

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Es lo que sucede con el feminismo. Todos pugnan por ser los más feministas o, al menos, por no enfrentarse a los dogmas del feminismo. Pero no todas las mujeres son feministas y hay ya muchos varones masacrados por la inmensa estupidez mercantilista que representa la Ley Integral contra la Violencia de Género. Ese es otro nicho de mercado para Vox. La elección como candidato de Francisco Serrano, que en ese terreno es una referencia, ha sido un pleno acierto. La corrección política va generando víctimas y se va abriendo espacio electoral que hasta ahora ha sido desaprovechado.

Eso de la «mayoría silenciosa» y la «incógnita cualitativa»

En algunos momentos a la suma de todos esos colectivos sin voz se les ha denominado la “mayoría silenciosa”, la que no sale y es despreciada por los medios, pero que cuando se siente amenazada emerge y ahora se siente amenazada con razón.

Asistentes a un mitin de Vox en Córdoba. /Foto: elmundo.es.

De esa manera, los únicos votos que cuentan en las elecciones andaluzas. Los únicos que de verdad importan son los de Vox. Es lo que José Antonio Zarzalejos, uno de los mejores analistas, califica como la “incógnita cualitativa”, porque del número de votos y del número de escaños –encuestas clandestinas de última hora elevan su representación a siete diputados– va a depender el nivel de la entrada en estado de pánico del sistema tradicional, tanto político como mediático. Va a ser una inmensa satisfacción ver en las televisiones el crujir de cámaras y el sudor frío de las locutoras dando los resultados electorales, porque el sistema es muy torpe y no se mueve hasta que la realidad se impone.

Todo lo demás es rancio

El sistema, político y mediático, ha hecho como que Vox no existía, como que era una mera arma arrojadiza entre unos y otros en los debates, y no va a sentir escalofríos hasta que se abran las urnas y se produzca el recuento. Si Vox consigue grupo parlamentario, el terremoto va a ser tremendo. El partido de Santiago Abascal va a parecer que ha roto los diques y ha abierto una brecha en la muralla y las rendiciones, por lo menos en un primer momento, van a ser clamorosas y sorprendentes. Sólo por asistir al espectáculo es conveniente votar a Vox. Todo lo demás es aburrido, es rancio. Vox tiene esa prima de la novedad, aunque defienda cosas tan tradicionales como los toros o la caza.

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Las encuestas han dado una foto bastante deprimente de partida. Susana Díaz y el PSOE bajan, pero Pedro Sánchez siempre puede achacar el resultado a que el susanato no es su territorio ni sigue sus consignas, lo que no es cierto, pero lo parece. Baja también Adelante Andalucía pero puede formar gobierno con Susana Díaz y repartir cargos. Andalucía empeorará porque quien mandara en la Junta de Andalucía es Teresa Rodríguez, una persona con escasa capacidad de gestión y con ideas delirantes incapaces de generar riqueza, con carretadas de demagogia barata.

Pablo Casado se ha implicado en la campaña, pero si obtiene el mal resultado previsible siempre puede achacarse a que Andalucía es territorio de Javier Arenas y salir por el registro de que el partido ha de ser renovado. Ciudadanos va a subir, aunque quizás no tanto como las expectativas primeras, con lo que Albert Rivera siempre puede vender una victoria aunque sea pírrica y aunque quede en cuarto lugar. Puede que el resultado abra las puertas a un cambio mediante un tripartito PP-Ciudadanos-Vox. Es posible. Las elecciones están abiertas y así lo transmiten quienes están sobre el terreno y perciben esa sintonía en mayor medida que en cualquiera de las elecciones regionales anteriores.

Asistentes al mitin de Vox en el Palacio de Congresos de Sevilla. /Foto: vocesdelpueblo.com.

Muchas cosas buenas dependen del número de votos a Vox

Pero es, en cualquier caso, la “incógnita cualitativa” de la que todo el mundo va a estar pendiente. Por muchos motivos, el único voto que cuenta es el de Vox. Los toros, la caza, el mundo rural, los varones masacrados por el mercantilismo feminista dependen, para su futuro, del nivel de votantes que arrojen las urnas hacia Vox. Que haya una política de inmigración, que se pare la invasión a la que todo el mundo se pliega, cuando la mayoría silenciosa está en contra, depende del respaldo popular a Vox. Que la arrogancia separatista tenga freno va a depender de la cosecha de votos de Vox. Que empiece a haber una política natalidad y de defensa de la vida depende de las urnas andaluzas. Porque el sistema cuando ve una brecha abierto trata de ir a taparla oscilando hacia esa fisura.

Aquí y ahora, esta sociedad acartonada y a la deriva necesita una sacudida que se encarna en Vox. Y, además, será muy divertido ver balbucear a todos los medios ante el vendaval que ellos, en su histeria, se encargarán de agrandar. Vox, con su defensa de nuestras tradiciones, es lo nuevo, lo revolucionario y lo divertido.