Enrique de Diego.
El montaje político de las cloacas del Estado -de las que forma parte el juez Santiago Pedraz, como es ya notorio por su cercanía al comisario José Manuel Villarejo, que lo sitúa como comensal habitual de las tenidas gastronómicas mensuales en las que hablaba a calzón quitado- contra Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, esa referencia en la lucha contra la corrupción que tanto interés había en llevarse por delante- se cae por su propio peso.
Nunca ha tenido contenido alguno, sin pruebas, sin indicios, salvo el mero autoritarismo para ingresar a una persona inocente en prisión preventiva y proceder al linchamiento de la jauría mediática, lacaya sobrealimentada del sistema. Lo aclara con sosiego y maestría el escrito de defensa elaborado por los abogados José María Bueno Manzanares y Miriam Orgilés. La extorsión se hace por dinero. La prueba irrefutable es el dinero. Dinero, dinero, dinero, eso es la extorsión. Y eso es lo que no tiene Miguel Bernad, ni se le ha detectado lo más mínimo. Se le metió en la cárcel porque Pedraz decía que podía escaparse, ¿a dónde? ¡A donde tiene el dinero! Es decir, a su casa, donde tras un exhaustivo registro se encontraron ¡200 euros! Poca cosa, la verdad, para un supuesto extorsionador de entidades como Banco de Santander, BBVA, Unicaja y otras 20 ó 30 entidades bancarias. ¡No sacar ni un euro de tan presunta extorsión o es que Miguel Bernard no es un extorsionador o es que el fiscal y Santiago Pedraz están para que los encierren en un frenopático porque no dan ni para fabuladores!
Pero un amigo, habitualmente sensato e inmune a la propaganda del sistema, hace una excepción y me dice que ‘Bernad estaba con Luis Pineda. Bueno, ni la ingenuidad es delito ni ser amigo de un delincuente lo es. Se puede ser amigo de Al Capone por haber estudiado en el mismo colegio o ser seguidores del Chicago Club de Fútbol, y eso no es delito. Luis Pineda no es un delincuente, siempre ha sido considerado un prestigioso experto en derecho bancario. Se le acusa de extorsión. Lleva más de dos años en prisión preventiva, lo cual es una salvajada y una arbitrariedad monumentales. No sé si es un extorsionador. Seguramente, no. Si lo fuera sería de ese tipo que merece mil años de perdón.
El sistema funciona mediante la extorsión, prima hermana de la corrupción. Todos se extorsionan. He visto extorsionar a Luis María Anson, a Julio Ariza, Pedro J Ramírez ha extorsionado públicamente en escritos si no le daban una licencia o ir a demoler a César Alierta. El Ibex 35 es la extorsión organizada. Los bancos extorsionan a los clientes con cuotas abusivas. Las cajas fueron saqueadas por auténticos extorsionadores que están todos en la calle gozando de su latrocinio o de los frutos de sus multimillonarios créditos fallidos, concedidos sin aval ninguno. Hay más decencia en las cárceles que en los consejos de Administración de los bancos y las empresas del Ibex.
En último término, Luis Pineda sería un Robin Hood moderno. El sumario contra él no tiene tampoco ningún sentido. Estamos simplemente, como iré demostrando, ante una operación de las cloacas del Estado para proteger a Cristina de Borbón y hacer pagar muy caro la osadía de imputar a la hija del mayor chorizo que ha dado la piel de toro en muchos siglos.
Y digo yo que si Miguel Roca Junyent, ese separatista abogado de una presunta infanta de España, ofrece dos millones de euros por desimputar a Cristina, el chorizo es Miguel Roca, y el presunto delincuente, y no Miguel Bernad. Santiago Pedraz es una auténtica vergüenza para la Justicia española y el sumario contra Miguel Bernad y Manos Limpias una farsa y un escándalo muy mal escrito, una teleserie de ficción muy mala, sin fundamento, sin pies ni cabeza, que se volverá contra el sistema.
Cuando detuvieron a Miguel Bernad me llevé una sorpresa mayúscula, porque me resultaba obvio que era persona de honradez acrisolada, un hombre de honor. Era habitual de mi programa A Fondo, en Radio Intercontinental. A ese programa como contertulios sólo iba a gente honrada; los corruptos no soportan la cercanía de los honrados, les representan una bofetada moral insoportable. Miguel Bernad es un hombre cabal, un luchador y un gran patriota. Era tanto el ruido, tan intenso el linchamiento, con desfondes morales hacia el mingitorio como el de Abc, que escudriñé en las informaciones y percibí que todo era humo y paja. Así que me dispuse a defender la verdad y una persona inocente. El sistema ya había conseguido lo habitual en esta sociedad de lacayos y de cobardes -¡y cuánto me duele esto!- que Miguel Bernad se quedara solo. Y todavía a estas alturas una líder patriótica que es carne de cárcel dice estupideces que hacen dudar de su nivel intelectual: ‘sé que Miguel Bernad es una persona honrada, pero la sociedad no tiene esa visión”. ¿Y qué haces tú, desalojada de todos los sitios, para cambiar esa visión?
A lo que íbamos. Bernad estaba solo, vejado en una cárcel, llevado a operarse con grilletes, atado a la cama, como un peligrosísimo delincuente, este bendito hombre de Dios. Y el linchamiento seguía inmisericorde con Javier Chicote haciendo de torpe sicario, tan torpe que puso a Ana Patricia Botín en zona de penumbra. No me importa dar batallas cuando la causa es justa, y como casi nadie da en esta España de lacayos y cobardes ninguna batalla por ninguna causa justa, sino que el español es hoy pueblo lanar y pastueño que se acomoda a lo que le dice el sistema, me toca dar muchas batallas solo, con Rambla Libre. Y ésta la di a fondo, sin desmayo. Se había negado por dos veces la libertad a Bernad, cuando empecé con fuerza la lucha, que terminará con Santiago Pedraz fuera de la carrera judicial. No tengo ninguna duda. Como tampoco la tengo sobre la absolución de Bernad, porque un extorsionador que no se lleva ni un céntimo de euro no es un extorsionador, es una persona honrada y un luchador esforzado contra la corrupción.
Rambla Libre es un medio muy influyente; el más influyente de todos, porque no se le puede comprar, no tiene precio. Con unos abogados de entonces vendidos al sistema y con el sufrimiento de la familia, la presión ya era brutal para que Miguel Bernad se declarara culpable de cualquier cosa que justificara su alevoso ingreso en prisión manu militari y pena de telediario. Guardo unas entrañables cartas de Miguel Bernad escritas a mano desde su injusto cautiverio agradeciéndome la moral que recibía en vena con los artículos de Rambla Libre. Y cuando parecía todo perdido, no pudieron aguantar la benéfica prisión de Rambla Libre y dejaron libre a Miguel Bernad, bien que magullado.
Hoy ya tiene una buena defensa. Es fundamental ser conscientes de que el juicio en la Audiencia Nacional es un momento clave en el que se va a decidir el futuro de España y ha de ser el triunfo de la honradez sobre la corrupción. La lucha continúa hasta la victoria final.