Editorial.
Compartimos plenamente el análisis que Ciudadanos hace de la situación en Cataluña: el Gobierno de la nación ha entrado de lleno en el terreno de la traición, permitiendo la investidura del nazi Quim Torra negándose a recurrir el voto delegado de Carles Puigdemont y Toni Comí. Previamente, ha aplicado un artículo 155 vergonzante, de broma, si no fuera muy serio todo lo que está en juego.
No podemos por menos que alabar la firmeza y clarividencia que está mostrando Ciudadanos: la aplicación del artículo 155 debe mantenerse, pero esta vez debe ir en serio, con la intervención inmediata de TV3 y la depuración de los golpistas y con la recuperación de la competencia de Educación para el Estado. Es cierto y notorio que Rajoy ha aplicado un artículo 155 que es una tomadura de pelo a los patriotas españoles y que está ejecutado al dictado del PNV, en un clima de completa cesión.
No es de recibo que se permita la investidura de quien quiere volver poner a Trapero al frente de los mossos o de quien dice que seguirá con todas las leyes que han sido tumbadas por el Tribunal Constitucional.
Estamos de acuerdo con el trasfondo de la postura de Ciudadanos en el sentido de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y todo el equipo ministerial han entrado de lleno en el terreno de la dejación de funciones y estrictamente de la alta traición.
Lo que no entendemos es que, al tiempo, Ciudadanos apoye los Presupuestos Generales del Estado que es lo que permite sobrevivir a Rajoy en La Moncloa. Este Gobierno debe ser tumbado antes de que se produzcan males mayores. Podemos comprender que a Ciudadanos le convenga, desde sus intereses de partido, un previsible mayor deterioro de un PP que sólo tiene como objetivos el poder por el poder y la corrupción, y cuya vida partidaria pasa por las salas de los Juzgados y las cárceles. Pero eso no es lo que le conviene a España; para la nación la continuidad de Rajoy es letal.