Miguel Sempere
El borboneo se puso en marcha desde antes de las elecciones y tiene dos objetivos: permitir que
Rajoy gobierne, para que mantenga el máximo tiempo posible el régimen de la transición, y que Podemos no acceda al poder.
Según fuentes socialistas, la pieza clave del borboneo –un abuso de la función de arbitraje, para subvertir la voluntad popular- es Felipe González, quien ha asegurado a Felipe de Borbón que el PSOE permitirá gobernar a Rajoy.
El 25 de junio publicamos una información titulada “Tongo” conseguida por Luis Bru en la que se decía lo siguiente: “Fuentes internas de Ferraz, la sede central del PSOE, dan por seguro la existencia de un pacto secreto entre Susana Díaz y Mariano Rajoy para favorecer, con los diputados socialistas andaluces, la investidura del candidato del PP. Las mismas fuentes, que hablan sin tapujos de “traición” y “puñalada por la espalda” a Pedro Sánchez, señalan que el objetivo sería doble: frenar cualquier posibilidad de pacto con Podemos y descabalgar a Pedro Sánchez de la secretaria general, una persona que se ha vuelto odiosa para la vieja guardia socialista. En la trastienda de esta estrategia, a cargo de los mandos, está el expresidente, Felipe González. El auténtico amo del cortijo socialista fue muy claro en sus ataques contra Podemos en el mitin de Sevilla. El mensaje fue inequívoco respecto a la línea roja sobre Podemos. «Nosotros los socialistas no podemos tener como socios a quienes quieren trocear España”.
Felipe de Borbón ha tenido conversaciones habituales con Mariano Rajoy y con Felipe González de cara a evitar la celebración de unas terceras elecciones, pero también para conseguir que todo siga igual. Estamos en vísperas de un borboneo, un mangoneo de los borbones, de los que está repleta la historia reciente de España y especialmente el reinado de Alfonso XIII.
En este esquema, Susana Díaz es el ariete, pero al tiempo una simple mandada de Felipe González y, al final, de Zarzuela.
De ahí, que Mariano Rajoy esté ninguneando a Pedro Sánchez y mostrándose como si tuviera otros interlocutores, que los tiene, y se pregunte si la postura de Pedro Sánchez “es definitiva o no es definitiva” y le urja al apoyo con la presión de los Presupuestos Generales del Estado. “No tendría ningún sentido que poco tiempo después de la investidura no se pudieran aprobar. Si la economía va bien sería una pena que por ser incapaces de formar un gobierno las cosas empezaran a complicarse”.
El sistema se siente en peligro, amenazado y ha sacado al multimillonario Felipe González del armario a dar la batalla. “Felipe González está cumpliendo el mandato de Zarzuela: o Pedro Sánchez se pliega o hay que cortarle la cabeza”, dice una fuente socialista de máximo nivel.