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Donald Trump enfrenta un proceso de secesión en Los Ängeles

Redacción




Virginia Montes.

A Donald Trump no se le ha ido de las manos, pero a Karen Berry, alcaldesa de Los Ángeles sí y a Gavin Newson, gobernador de California, también. Trump enfrenta un proceso de secesión alocado y demencial en Los Ángeles.

El conflicto es identitario. De ahí que los manifestantes ultra violentos enarbolen la bandera mexicana y quemen la bandera norteamericana. Son niños mimados que no ven cumplidas sus expectativas, pues en California han aumentado los impuestos y la pobreza, de ahí que el vandalismo se haya fijado en los símbolos de la riqueza actual. tienda de Appel y de Adidas.

Los Ángeles tiene un 5o% de una comunidad mexicana que ha sido incapaz de integrarse. De ahí que cuando el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, ICE, detuvo a 118 inmigrantes ilegales, que han cometido el delito de invadir territorio norteamericano, estallaron las protestas con gran virulencia, quemando coches policía. Ahí fue cuando Trump mandó a la Guardia Nacional. Tom Homan, el llamado «zar de la frontera», afirmó que también debía detenerse a Gavin Newson, el hombre que con su debilidad y sus políticas buenistas, es el principal responsable del conflicto.

La izquierda aspira extender el conflicto a otras ciudades de los Estados Unidos. Pero Trump no está dispuesto a que su nación le suceda lo que ve con claridad en Europa. Los números demográficos hacen que se produzca el delirio de que ciudades como Los Ángeles corran el riesgo de dejar de ser la tierra de acogida y una parte de sus ciudadanos sueñen con reproducir los esquemas de lo que no funciona en sus naciones de origen. Una larvada guerra civil que Trump se ha dispuesto a atajar.