Pau Gasol, el gigante que encestaba en la NBA, se ha erigido en paladín de la salud infantil. Con su campaña contra la obesidad, el exbaloncestista se pasea por platós y titulares, denunciando las presiones de la industria alimentaria. ¡Vaya cruzada! Nos cuenta, con esa cara de no haber roto un plato, que los magnates de los ultraprocesados le aprietan las tuercas para que baje el tono. Y nosotros, pobres mortales, deberíamos aplaudirle por su valentía. Pero, un momento, rebobinemos. ¿No es este el mismo Pau Gasol que, con la misma vehemencia, animó a todos a pincharse la dichosa timovacuna? Sí, esa inyección que, según datos que no se atreven a desmentir los medios vendidos al poder, ha dejado un reguero de muertos y efectos adversos que nadie quiere contar. ¿Dónde está tu coherencia, Pau?