Luis Bru.
La razón por la que Mbapeé vino al Real Madrid de Florentino Pérez-Kalergi fue para conseguir títulos y concretamente la Copa de Europa. El PSG, su equipo de origen, ha necesitado perderlo de vista para ganar ese trofeo. Un contundente 5-0 al Inter de Milán que ha dado al equipo de Luis Enrique una victoria sin paliativos. Mbapeé es gafe.
Pero no tuvo ninguna razón cuando, en calidad de activista, dijo que la fortaleza de la sociedad francesa era su pluralidad y su diversidad. Los aficionados del PSG han convertido la celebración en una orgía de vandalismo. París era una fiesta, pero ahora es simplemente una mierda. Dos muertos, coches quemados, escaparates rotos, mobiliario urbano pulverizado.
La fuerza de una nación estriba en su cohesión social, su narrativa común, su historia unitaria, todo lo demás es cuento y adoctrinamiento, negación de la realidad. La Francia de los globalistas Macron y Mbapée se desmorona. Han entrado los bárbaros y hay que echarlos. Hay dos Francias, o mejor una Francia y una anti Francia, que odia los valores franceses. En esta «celebración» vandálica las mujeres han estado ausentes, unas por dictado de los salvajes y otras por miedo a ellos. Así no se puede vivir.