El París Saint Germain ganó su primera Champions. No solo en Francia las hordas han tomado las calles. También en España. Los simpatizantes ataviados día sí y día también con el chándal del PSG provocan estragos. El triunfo de un equipo construido con el dinero ilimitado de Catar no esconde el significado de esta repentina afición por un equipo sin historia, al contrario que el Inter de Milán. El PSG representa como las élites europeas están vendidas al dinero árabe, pues fue Sarkozy quien impulsó la compra de este equipo. Sus aficionados no se identifican con los equipos tradicionales de Europa. Ejemplo de ello es el primer goleador de la final, Achraf Hakimi, según su DNI español como Dani Carvajal, pero que juega para Marruecos y hace proclamas islámicas. Por las calles se oye aquello de «amego, dame un segarro» por parte de los chandaleros parisinos. París era una fiesta dijo Hemingway. Una fiesta en la que no hay mujeres, en tiempos de Von der Leyen. Paradojas del posmodernismo.