Enrique de Diego.
Leí una vez un artículo en El in Mundo de Cayetana Álvarez de Toledo en el que se mostraba en tesis idénticas a George Soros. Entonces, me dio pena porque está falsa intelectual venía a decir que dado que ella no sabe de dónde es, se apuntaba al cosmopolitismo de Karl R. Popper, versión George Soros. Lo extraño es las personas que sí sabemos cuáles son nuestras raíces y nuestra identidad -Popper diría, nuestras regularidades, cuando se dio cuenta de que toda su filosofía es una burda manipulación- deberíamos plegarnos a su caótica personalidad.
Por esa estrambótica senda, cuello largo, con ese aspecto de amargada, pose de intelectual impostada, ha terminado siendo la última adalid de la esotérica causa ucraniana, del aumento de la deuda pública a propósito de Ucrania y de unos supuestos «valores europeos» que son cocaína, mariconeo, empanada migratoria, casta y corrupción.
Ahora resulta que Ucrania, que está muy lejos, y en la que Zelensky representa espléndidamente esos contravalores vendidos como «valores europeos», tenemos en Cataluña una señora, llamada Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, que representa la identidad catalana cien mil veces mejor que la cosmopolita sorosiana de Cayetana. Pues sí. Cayetana es el caos mental, ni más ni menos. Que se vaya a Ucrania a luchar antes de que se firme la paz y el hundimiento de esos pútridos «valores europeos».