Stacy Robinson.
BioWare, desarrollador de las populares series de videojuegos Mass Effect y Dragon Age, se encuentra en el centro de una nueva batalla.
Tras el lanzamiento fallido de dos títulos AAA, de alto presupuesto, el estudio apostaba por una victoria. Su última oferta es el cuarto título de la serie Dragon Age. El último se lanzó hace 10 años.
Las primeras reacciones a los tráileres del título «Dragon Age: The Veilguard» fueron decididamente negativas. Los fans más veteranos de la serie criticaron el arte más suavizado y estilizado del nuevo juego, y lo compararon con una película de Disney-Pixar.
Pero después de que BioWare invitara a un grupo de streamers y críticos a una demostración privada del juego, se reavivaron las esperanzas. Aquellos que experimentaron Veilguard de primera mano se mostraron en general positivos y animaron a los fans de la serie a esperar al lanzamiento completo.
Días antes de su lanzamiento, se filtraron fragmentos de Veilguard que revelaban que el juego estaba plagado de ideología transgénero y mensajes basados en la diversidad, equidad e inclusión (DEI).
Una escena mostraba a un personaje haciendo flexiones como penitencia por haberse olvidado de usar los pronombres «they/them», y luego sermoneando sobre cómo una simple disculpa no era suficiente para el delito de «misgendering (usar pronombres incorrectos)».
Otra escena, en un entorno de alta fantasía con dragones y elfos, mostraba a un personaje que revelaba a sus padres que se identificaba como no binario.
El sistema de personalización de personajes del juego no permitía crear personajes femeninos con curvas, pero permitía añadir cicatrices de mastectomía.
Laura Kate Dale, «crítica y consultora de la representación queer» y autora de «Gender Euphoria», publicó en la plataforma de redes sociales X que había trabajado en el proyecto.
Corinne Busche, directora de juego de Veilguard, también es transgénero. Busche explicó a sus compañeros de trabajo que el objetivo del equipo de Dragon Age en BioWare es utilizar los juegos para crear un espacio seguro para la comunidad LGBT.
«Es muy raro que las comunidades marginadas tengan una representación de la que se sientan orgullosas y poderosas. Es muy significativo para muchos», declaró Busche en una entrevista con los desarrolladores en el sitio web de BioWare.
Si bien es cierto que los anteriores títulos de Dragon Age incluían personajes LGBT, y permitían a los jugadores tener romances con personajes del mismo sexo dentro del juego, el enfoque de Veilguard parece haber tocado una fibra sensible diferente esta vez.
Críticas
Mientras algunos fans seguían intentando comprender los vídeos filtrados, los primeros comentarios de la crítica sobre Veilguard fueron mayoritariamente positivos.
El juego recibió el visto bueno de Eurogamer, Game Rant y GamingBible, que le otorgaron una puntuación perfecta de 100 sobre 100. Incluso Finger Guns, que le dio una puntuación inferior, 60, lo calificó de «una experiencia RPG sólida, aunque poco espectacular».
IGN —conocido por dar puntuaciones de siete— otorgó a Veilguard un nueve sobre diez.
Esta revisión fue recibida de manera diferente cuando se reveló que el crítico se identifica como transgénero. IGN publicó una revisión alternativa poco después, menos positiva.
Algunos críticos fueron más tibios en su respuesta.
El periodista especializado en juegos Skillup calificó el juego de «no recomendable». No mencionó el contenido progresista y se refirió en cambio al tono «tonto e infantil» del juego y a la falta de sutileza narrativa.
«Este juego no puede sacar a la superficie ninguna idea sin decirla en voz alta», dijo a continuación.
«Cada interacción suena como si RH estuviera en la habitación».
Él —y otros— también criticaron el bucle de juego como «hueco y repetitivo». «Cero variedad en el diseño de las misiones», señaló. También indicó que acabó bajando el nivel de dificultad del juego para poder pasárselo más rápidamente.
La disparidad entre las reseñas de los críticos profesionales y las de los consumidores es notable: Metacritic muestra que la puntuación del público del juego es de 3.8 sobre 10 para los usuarios de Playstation y la puntuación para los usuarios de PC es de 2.5.
Un negocio costoso
El desarrollo de juegos AAA es un negocio arriesgado y caro. Los juegos pueden costar cientos de millones y llevar años de desarrollo. Un fracaso puede llevar a un estudio a la quiebra.
Las cifras oficiales de ventas de Veilguard no se han hecho públicas —una práctica habitual a menos que un juego funcione muy bien— pero abundan las especulaciones. Es poco probable que las cifras reales se conozcan antes de la presentación de resultados de la EA en febrero.
Una forma de calibrar las ventas es fijarse en el número de jugadores simultáneos en STEAM, el mayor mercado digital de videojuegos para PC del mundo. Veilguard alcanzó un máximo de algo más de 89,000 jugadores el 3 de noviembre.
En comparación, Farming Simulator 25 alcanzó un máximo de más de 135,000 jugadores simultáneos.
Veilguard vendió más de un millón de copias, lo que no es un gran resultado para un título AAA, cuyo desarrollo puede haber costado entre 80 y 200 millones de dólares, según la información conocida.
En cambio, el reciente lanzamiento de «Game Science, Black Myth: Wukong», vendió 18 millones de copias en sus dos primeras semanas.
Mientras Veilguard recibía críticas positivas por parte de los medios especializados, el equipo de desarrollo de Wukong fue acusado de sexismo, gordismo y homofobia justo antes de su lanzamiento.
Screenrant calificó el juego con un 6/10, alegando problemas técnicos, además de falta de diversidad e inclusión. El juego trata sobre el mítico Rey Mono chino.
Asimismo, «Warhammer 40k: Space Marine 2″, de Saber Interactive, vendió dos millones de copias a las 48 horas de su lanzamiento.
Mark Karch, CEO de Saber, intervino en la sección de comentarios de un vídeo de YouTube sobre el juego y explicó su filosofía de desarrollo.
«Yo pasé algún tiempo como director de operaciones en Embracer y vi juegos que me daban ganas de llorar por sus exagerados intentos de transmitir mensajes o imponer una moral a los jugadores», declaró Karch. Embracer es la propietaria de la franquicia de juegos Tomb Raider.
«Nosotros lo único que queremos son muertes gloriosas y acelerar un poco el ritmo cardíaco. Para mí, eso es lo que deberían ser los juegos», añadió Karch.
Atención a la agenda
La popular franquicia «The Last of Us», recientemente convertida en una serie de HBO, narra la historia de una joven y del hombre canoso que la protegía, luchando por sobrevivir a una especie de apocalipsis zombi.
La secuela, «The Last of Us 2″, se vendió bastante bien, pero algunos fans se sintieron confusos por la decisión de convertir a la protagonista en una lesbiana que rechazaba los «bocadillos racistas».
Los jugadores también criticaron una larga sección del juego en la que había que matar a alguien como la musculosa transexual «Abby».
Los jugadores empezaron a preguntarse: ¿Quién pide este contenido y por qué sigue apareciendo?
Un jugador brasileño, conocido en Internet con el nombre de Kabrutus Rambo, tomó nota del patrón recurrente de mensajes «woke» y de «señalización de virtudes» en los juegos, y encontró un denominador común: habían sido contratadas empresas de consultoría para hacer que los juegos sean menos «problemáticos».
Entre esas empresas se encuentran agencias como Sweet Baby Inc. (SBI), que se autodenomina «consultoría narrativa».
SBI ha sido consultora de algunas de las franquicias de juegos más populares de los últimos años, como Spider-Man 2, Alan Wake 2 y God of War: Ragnarök.
A God of War le fue especialmente bien, y se llevó un buen puñado de premios técnicos, interpretativos y argumentales, además de dos galardones al «Juego del Año».
También sorprendió cuando representó a Angrboda, un personaje de la mitología nórdica, como una joven negra.
En la Conferencia de Desarrolladores de Juegos de 2019, el CEO de SBI, Kim Belair, dijo que los desarrolladores atienden casi exclusivamente a «hombres blancos, cis y heterosexuales», diciendo que los atienden como «bebés quisquillosos» que quieren la misma comida todos los días.
Kabrutus contraataca
En respuesta a su descubrimiento de que había consultoras implicadas, Kabrutus comisarió una página en STEAM llamada «Sweet Baby Inc. Detected». Esta contenía una lista de todos los juegos que pudo confirmar que habían contratado a SBI como consultores.
Durante una entrevista con Asmongold, streamer de Twitch, Kabrutus dijo que quería llamar la atención sobre el hecho de que los videojuegos se estaban utilizando con fines políticos.
«La diversidad en los juegos no es mala en absoluto, cuando se hace bien (…) lo que pasa es que se politizan las cosas», afirmó.
En un correo electrónico enviado a The Epoch Times, Kabrutus afirmó que intentó jugar a Veilguard para analizarlo, pero que no pudo terminarlo por lo aburridas que eran las escenas de combate y lo «horripilante» de los diálogos.
«Cuando se centran tanto en insertar una agenda política específica en el juego, sin duda afecta a su calidad general. Es probable que el combate sea menos interesante y que la historia acabe teniendo toneladas de propaganda», afirmó.
Kabrutus puso en marcha un sitio web llamado «DEI-detected» que pretende informar a los jugadores antes de que gasten su dinero en juegos llenos de este tipo de mensajes.
«Si REALMENTE quieren hacer un juego que hable de ideas progresistas, que lo hagan en una nueva franquicia y traten de crear su propio público en lugar de intentar apropiarse del público de otra franquicia bien establecida», afirmó.
No está claro qué deparará el futuro a los aficionados a los videojuegos, pero la situación de BioWare demuestra que, en parte, la gente vota con su cartera.
Varios juegos AAA recientes que se asociaron con SBI, como «Concord», «Forspoken», «Suicide Squad» y «Unknown 9: Awakening» fracasaron estrepitosamente en su lanzamiento.
«Unknown 9: Awakening» alcanzó los 285 jugadores simultáneos; «Concord», cuya producción costó 400 millones de dólares, fracasó tanto que su estudio de desarrollo tuvo que cerrar.
Mientras tanto, SBI cambió su sitio web, eliminando su lista de clientes de la portada y haciendo hincapié en «la autenticidad y la sensibilidad» por encima de la diversidad y la inclusión.